Una de las zonas más codiciadas para vivir, se empieza a convertir en una preocupación para sus habitantes. En la región de la Narvarte, al oriente de la ciudad lo que era un pequeño edén urbano ahora es un peligro.
Con sus calles anchas, sus camellones arbolados poblados por ardillas, sus jardines para la distracción de sus vecinos, los negocios prosperaron, desde un gran centro comercial, hasta el pequeño café.
Pero el escenario les ha cambiado, la inseguridad lleva a la gente temprano a sus casas, a evitar andar solos y bajar las cortinas apenas se oculta el sol o de forma definitiva.
En la calle Cumbres de Maltrata, se encuentra la pizzería Zazá. Ahí trabaja Mayra Medina quien relató a El Sol de México que cerca de las 22:00 horas llegaron unos hombres armados con navajas y amenazaron a los comensales para quitarles sus pertenencias, aunque el restaurante corrió con suerte, dijo, porque no se acercaron a la caja del dinero.
Mencionó que esta calle regularmente por las noches se queda a oscuras y con poca población, esto genera mayor preocupación, pues da toda la posibilidad para que los delincuentes puedan realizar sus delitos.
Esta calle es de una belleza peculiar, en el medio está un camellón amplio, adornado con pasto, y flores, a sus costados tiene carriles para los automóviles, este lugar es aprovechado por algunas familias para pasear a sus animales.
Ahí nos encontramos con Leam Peña, habitante de la Narvarte, aunque comentó que no la han asaltado, y diario saca a pasear a su perro, uno de los departamentos de su edifico ya fue saqueado. Indicó que para ingresar a su edificio se necesita un tarjetón, pero los rateros falsificaron uno y se robaron unas bicicletas. Otra vecina comentó que vio cómo asaltaron a mano armada un negocio de hamburguesas instalado en una esquina y que alcanzó a esconderse junto con su hija para que los ladrones no notaran que fueron testigos.
TAMBIÉN AUTOPARTES
María Robles, vecina de la colonia, comentó que el robo de autopartes los pone de cabeza ya que se ha gastado hasta 8 mil pesos para reponer los daños que le han provocado los asaltantes en su automóvil.
Dijo que lo primero que le robaron fue el sensor, y este aparato lo encontró, el más económico, en 250 pesos.
“Nos dañan más que nada lo emocional, porque de qué sirve que estemos comprando de nuevo las piezas de nuestros carros cuando sabemos que nos lo van a volver a robar”, expresó. En la Narvarte hay un modulo de seguridad y, a pesar que su infraestructura se observó en aparente buenas condiciones está abandonado por elementos.
En la calle La Quemada, el robo de autopartes y a casa habitación también se está volviendo peligroso, comentó un joven que no se atrevió a proporcionar su nombre por temor a represalias. Indicó que los asaltantes evitan que las familias estén dentro de los domicilios para cometer sus atropellos, por lo que analizó que ya tienen conocida la zona y a los habitantes.