"Te están haciendo mal", "te quieren ver acabado", "hay un trabajo muy fuerte que están haciendo sobre tu negocio, casa y familia que no te deja prosperar, es por envidias", es uno de los ganchos usados para cobrar fuertes cantidades por limpiar y sanar hechicerías, acercar el amor, la suerte y la abundancia, en conjunto con la fe de la gente, que en muchas de las ocasiones ante problemas de salud, económicos y del corazón, son defraudados por hechiceros, chamanes, sanadores, brujas y santeros, que prometen ayudarlos.
La fe de las personas en aspectos sobrenaturales hace que busquen una respuesta a sus preguntas más internas a través de la lectura de cartas, de café, del tarot, de la mano, del cigarro, y obtener una solución favorable a sus problemas de amor, celos, mala suerte, desempleo, incapacidad económica y hasta sexual en hechicerías, brujerías o trabajos como limpias a personas, a casas, a negocios, venta de amuletos para la buena suerte, amarres amorosos, desamarres.
Para ello se emplean desde animales que son sacrificados en rituales salvajes para dar una severa impresión a los clientes y en los que se emplean desde gallinas negra, palomas, perros, sapos, hasta un simple ramo de pirul o un huevo, depende del costo económico del “trabajo”.
El principal centro distribuidor de hechicería se encuentra ubicado en pasillos interiores del mercado de Sonora, en la colonia Merced, donde un amarre cuesta cerca de mil 500 pesos, una limpia va de cien a mil pesos, y se venden Cédulas de San Ignacio para la mala vibra, polvos del odio para alejar a los indeseables, baños de hierbas y ramos para limpia contra las envidias y veladoras hasta para rendir tributo a satanás.
Un brujo veracruzano relata a El Sol de México: “Existen quienes toman muy en serio estas prácticas, así como charlatanes totales que cobran fuertes cantidades por ayudar a la gente curar sus males físicos y espirituales”.
José como pidió ser llamado refiere que es más psicología que brujería la que engancha a la gente se necesita ser muy observador.
Coincide Marcia, una lectora de cartas en Neza, "hay que observar desde cómo vienen vestidos, qué tipo de gente son, cómo hablan y sobre todos su expresiones si vienen preocupados, tristes, enojados; para iniciar una lectura de cartas.
Ellos van dando datos para adivinarles, “a ti te están haciendo daño, te tienen mucha envidia", "aquí aparece una mujer...", y según vaya cambiando su expresión es sí o no como continuarán la sesión.