/ sábado 21 de septiembre de 2019

Buscan la rehabilitación de indigentes en la capital

Un grupo se apoderó de un costado del Monumento a la Revolución, otros se encuentran en el Centro Histórico

De acuerdo con el último censo de poblaciones callejeras levantado en 2017 y presentado en 2018, seis mil 754 personas se encuentran en situación de calle en la Ciudad de México, de las cuales cuatro mil 354 habitan en el espacio público y dos mil 400 en albergues públicos y privados.

De las seis mil 754 personas contabilizadas en situación de calle, 87.27 por ciento son hombres y 12.73 por ciento son mujeres, según datos de la entonces Secretaría de Desarrollo Social local.

Ante este universo, el gobierno tiene como objetivo apoyar con programas sociales para que esta población deje las calles, reincorporarla a través de tratamientos sicológicos, con capacitación y empleo, planteó Almudena Ocejo, secretaria de Inclusión y Bienestar Social.

Esta problemática de pobreza extrema en la que viven las personas en situación de calle no la han podido controlar los anteriores gobiernos capitalinos, ya que estos números se mantienen desde hace casi 10 años. Según un estudio elaborado por el Inegi, en 2010 había una población de siete mil 334 personas que no tenían un hogar y que dormían en plazas públicas o albergues.

Almudena Ocejo informó que ocho brigadas de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social recorren las calles de la ciudad, especialmente en el Centro Histórico, donde hay concentraciones muy fuertes de gente que vive en esas condiciones y a la que se le invita a pasar a un albergue y por lo menos tengan el respiro de dormir bajo techo, pueda cenar, cobijarse, bañarse, y, en algunos casos, se van en la mañana y regresan.

Ejemplos de esta situación saltan por donde sea, grupos de personas se acomodan en la vía pública, lo mismo en la parte norte del Monumento a la Revolución, que en la plaza Aquiles Serdán frente al Teatro Blanquita, el Callejón de los Locos en Plaza Garibaldi, afuera de la estación Hidalgo del Metro, en la calle Artículo 123, en bajo puentes y terminales de autobuses entre otros lugares.

Información generada por el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México (IAPA), el motivo con mayor peso para la salida a calle son los problemas surgidos en el núcleo familiar (47 por ciento de las personas encuestadas). En el mismo sentido, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en la Ciudad de México identificó como la causa número uno la violencia familiar (59 por ciento de las personas encuestadas) y el consumo de drogas (11 por ciento) como segunda causa.

A la funcionaria se le preguntó ¿si se puede entender como un derecho el que una persona prefiera vivir en la calle? y ella respondió: Yo diría que el derecho a vivir en la calle, como tal, no está, pero para nosotros, como gobierno, la obligación es asegurar el bienestar y la salud de las personas.

Recalcó que el objetivo de su dependencia no es mantener a la gente en la calle, porque no se garantiza ninguno de sus derechos y que pueda reincorporarse a su vida comunitaria, social y familiar.

Informó que se lleva seis meses con ese modelo de atención, se da seguimiento a los casos en términos psicoemocionales y se le presenta un plan de vida, se necesita capacitarlos, formarlos en un empleo y ubicarlos en un trabajo.

“Ese es todo el ciclo completito que, dependiendo de dónde se ubica cada persona, puede ser entre tres y seis meses, no antes, para dejar de vivir en las calles”, concluyó.

De acuerdo con el último censo de poblaciones callejeras levantado en 2017 y presentado en 2018, seis mil 754 personas se encuentran en situación de calle en la Ciudad de México, de las cuales cuatro mil 354 habitan en el espacio público y dos mil 400 en albergues públicos y privados.

De las seis mil 754 personas contabilizadas en situación de calle, 87.27 por ciento son hombres y 12.73 por ciento son mujeres, según datos de la entonces Secretaría de Desarrollo Social local.

Ante este universo, el gobierno tiene como objetivo apoyar con programas sociales para que esta población deje las calles, reincorporarla a través de tratamientos sicológicos, con capacitación y empleo, planteó Almudena Ocejo, secretaria de Inclusión y Bienestar Social.

Esta problemática de pobreza extrema en la que viven las personas en situación de calle no la han podido controlar los anteriores gobiernos capitalinos, ya que estos números se mantienen desde hace casi 10 años. Según un estudio elaborado por el Inegi, en 2010 había una población de siete mil 334 personas que no tenían un hogar y que dormían en plazas públicas o albergues.

Almudena Ocejo informó que ocho brigadas de la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social recorren las calles de la ciudad, especialmente en el Centro Histórico, donde hay concentraciones muy fuertes de gente que vive en esas condiciones y a la que se le invita a pasar a un albergue y por lo menos tengan el respiro de dormir bajo techo, pueda cenar, cobijarse, bañarse, y, en algunos casos, se van en la mañana y regresan.

Ejemplos de esta situación saltan por donde sea, grupos de personas se acomodan en la vía pública, lo mismo en la parte norte del Monumento a la Revolución, que en la plaza Aquiles Serdán frente al Teatro Blanquita, el Callejón de los Locos en Plaza Garibaldi, afuera de la estación Hidalgo del Metro, en la calle Artículo 123, en bajo puentes y terminales de autobuses entre otros lugares.

Información generada por el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México (IAPA), el motivo con mayor peso para la salida a calle son los problemas surgidos en el núcleo familiar (47 por ciento de las personas encuestadas). En el mismo sentido, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en la Ciudad de México identificó como la causa número uno la violencia familiar (59 por ciento de las personas encuestadas) y el consumo de drogas (11 por ciento) como segunda causa.

A la funcionaria se le preguntó ¿si se puede entender como un derecho el que una persona prefiera vivir en la calle? y ella respondió: Yo diría que el derecho a vivir en la calle, como tal, no está, pero para nosotros, como gobierno, la obligación es asegurar el bienestar y la salud de las personas.

Recalcó que el objetivo de su dependencia no es mantener a la gente en la calle, porque no se garantiza ninguno de sus derechos y que pueda reincorporarse a su vida comunitaria, social y familiar.

Informó que se lleva seis meses con ese modelo de atención, se da seguimiento a los casos en términos psicoemocionales y se le presenta un plan de vida, se necesita capacitarlos, formarlos en un empleo y ubicarlos en un trabajo.

“Ese es todo el ciclo completito que, dependiendo de dónde se ubica cada persona, puede ser entre tres y seis meses, no antes, para dejar de vivir en las calles”, concluyó.

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