En un mes, Xochimilco ha dejado atrás el colorido de sus trajineras, el ajetreo en sus mercados, los paseos entre viveros y la búsqueda de artesanías, pero ha recuperado la tranquilidad en sus canales ante la emergencia sanitaria que implica el Covid-19.
El Sol de México registró desde el pasado 25 de marzo cómo es que este importante polo turístico de la Ciudad de México ha roto la cotidianeidad empujado por la pandemia.
Aquel día, el embarcadero de Nativitas aún celebraba en sus canales la presencia de turistas. El cambio que nadie preveía no preocupaba a los vendedores de productos típicos regionales ni a los servicios de alimentos y bebidas.
Para el 1 de abril, ante al aviso de pandemia por Covid-19, la actividad en los embarcaderos aún podía sortear el panorama con la presencia de sólo 50% de los asistentes habituales.
En los canales se observó basura, el agua lució menos turbia aunque conservó su color verdoso por el lirio acuático, planta característica de los canales.
La tercera semana fue el parteaguas. Ante el cierre de los embarcaderos por la declaratoria de emergencia sanitaria, toda actividad turística y de vendimia en el embarcadero se detuvo. Algunos turistas despistados que asistieron con la intención de hacer un recorrido en trajinera solo pudieron disfrutar del espectáculo que les brindó la naturaleza al visualizar bancos de peces que hace unos meses no se hacían notar en un simple vistazo.
“Después de 50 años no se veía este espectáculo maravilloso. El agua ya no está turbia está en relax por no haber movimiento pero conserva su color natural”, dijo uno de los lugareños.
A cuatro semanas de esta contingencia, uno de los dueños de los canales ha reclamado lo suyo. El lirio acuático, planta que se reproduce rápidamente y que se tiene sacar de los canales pues no permite la navegación, es el único que disfruta de Xochimilco. Lo acompañan los peces que no sortean el movimiento de quienes conducen las trajineras.
Hace un mes, Frida, Carmen, Julieta, Esperanza y Gloria paseaban gustosas en los canales, hoy esas trajineras y al menos otras 50 ya no recorren más a Xochimilco.