Como simplista fue calificada por expertos de la UNAM y de la UAM la propuesta de Morena para que las tiendas no vendan cerveza frías con el objetivo de inhibir el consumo de la bebida al momento, lo cual causó gran revuelo y generó el hashtag #ConLaCervezaNo.
El Sol de México consultó a la doctora Guadalupe Ponciano, de la Facultad de Medicina de la UNAM y al doctor Alfredo Nateras, de la UAM Iztapalapa, ambos expertos en atención a adicciones, quienes vieron el planteamiento morenista como corto de visión.
Ambos coincidieron en que la gravedad del consumo de alcohol entre jóvenes requiere de un análisis más profundo, pero no se debe inventar el hilo negro sino hacer cumplir las leyes vigentes y acabar con la corrupción que permite la venta ilegal de alcohol a menores de edad.
“Eso es lo más importante, que la cerveza se venda fría o no, es secundario si no se está respetando la ley. Entonces me parece que se está distrayendo la atención de algo que no se ha hecho durante años que es eliminar la venta de alcohol a menores”, dijo la doctora Ponciano.
Y añadió: “los adolescentes pueden ir a cualquier tienda o supermercado y nadie les pide nunca una identificación para que demuestren que son mayores de edad, sino que se les vende de manera indiscriminada” y esto, dijo, ha agravado el consumo de alcohol en los adolescentes.
“Es en los adolescentes, más que en los adultos, donde desde el punto de vista epidemiológico se están prendiendo los focos rojos de atención. Se ha visto que el porcentaje de dependencia en adolescentes se ha incrementado; pasó de 2.1 a 4.1%, es decir se duplicó de 2002 a 2011 y en la última encuesta de 2017 también se ve que hay un incremento”, alerta.
Por su parte el doctor Alfredo Nateras, de la UAM, comentó que la propuesta de vender la cerveza al tiempo “es demasiado simplista, la complejidad no pasa por ahí, la complejidad está en el asunto de que estos establecimientos venden alcohol a menores de edad de manera irregular”.
Desde su óptica se debe apostar a combatir la venta indiscriminada de alcohol en antros, chelerías, tianguis, mercados, tiendas, cantinas con fachada de locales de comida corrida, bares cerca de escuelas y a desmontar las redes de corrupción de autoridades que permiten esta práctica.
“Es una ocurrencia, no pasa por ahí la cuestión de combatir el alcoholismo y sobre todo dada la complejidad del problema porque las juventudes, por ejemplo, se matan más entre la una y cuatro de la madrugada que es cuando salen de fiesta y ocurren los accidentes”, menciona Nateras.
Y para ilustrar la gravedad del problema, afirma que “el alcoholismo es una enfermedad cultural” propagada por una poderosa industria alcoholera que tiene cabida desde los estadios de futbol, hasta los hogares, las fiestas, las ferias, conciertos, eventos deportivos y la vida social en general.
“Es parte de las relaciones sociales entonces hay que ser inteligentes en términos de cuidar a los jóvenes con campañas y programas para reducir el riesgo y que cuando sean mayores de edad o se acerquen a una edad de consumo lo hagan de una manera responsable”, dijo.
A lo que la doctora Ponciano secundó: “de manera cultural en México cuando se piensa en una celebración, se piensa en tomar; si en casa los adolescentes están viendo a sus padres bebiendo pues va a ser muy difícil que tengan límites; si las leyes no se cumplen va a ser muy difícil que los niños dejen de tener acceso libre a bebidas embriagantes”.