La ausencia de turismo local e internacional en Xochimilco afecta seriamente a los prestadores de servicios, quienes se dicen “salados”, luego que enfrentaron tres crisis seguidas derivadas del terremoto de 2017, el accidente de un paseante que murió ahogado y la pandemia de Covid-19, por lo que para atraer paseantes ofrecen descuentos en sus viajes. Por una lancha de 500 pesos ahora piden 350.
Durante un recorrido por el embarcadero Nuevo Nativitas realizado por El Sol de México, se observó que los paseantes llegan a cuentagotas, por lo que la mayoría de las 190 trajineras permanecen atracadas y sus sillas arriba de las mesas.
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Los paseos por los canales de Xochimilco se reanudaron la tercera semana del mes de agosto, tras cinco meses de suspensión, con 30 por ciento de la capacidad de las mismas, cumpliendo con las reglas de higiene para evitar contagios de Covid-19, y un horario de 9:00 a 17:00 horas.
Autoridades de la alcaldía aseguraron el mes pasado que los 11 embarcaderos son espacios seguros, que se aplicaron pruebas de Covid-19 a mil 103 remeros, quienes deberán portar cubreboca y lentes protectores o caretas; y los prestadores de servicio fueron capacitados para sanitizar las trajineras.
De esta manera, las embarcaciones deberán tener un cupo máximo de 12 personas, está prohibido estrictamente amarrarlas entre sí, y tras cada viaje deberán ser desinfectadas.
Sin paseantes, los remeros se dedican a arreglar los desperfectos de sus lanchones, algunos reparan las filtraciones con pelo de coco y otros los pintan, a fin de que estén listos cuando lleguen tiempos mejores, aquellos en los que se frotaban las manos ante la llegada de un camión lleno de turistas y más si eran extranjeros.
Ayer, en el estacionamiento no se veía ningún autobús con paseantes, las personas que ofrecen los recorridos tristeaban y por cotorrear uno le dice al otro “el próximo autobús es mío” y el otro le contesta “sí, porque el que acaba de llegar, ese verde, es mío”.
Rubén Cortés y Mauricio Jiménez, vendedores de plata y quienes también ofrecen recorridos en trajineras, describen la situación actual con la siguiente frase: “Nos cayó el chahuistle y si no es una cosa, es otra. La cosa está muy mal”.
En entrevistas por separado, coincidieron en advertir que mientras no llegue el turismo internacional la situación no mejorará para quienes viven de dichos paseos y esto abarca a músicos, vendedores de comida y artesanos.
Informaron que algunos remeros se mantienen en sus puestos, pero hay quienes prefirieron dedicarse a otras actividades ante la falta de ingresos.
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