El Senado de la República se perfumó de cannabis con el aroma de la satanizada yerba de marihuana, hasta el menor conocedor sintió el poder y la magia la planta.
Miles de jóvenes que luchan por una la legalización de la marihuana se concentraron en el parque Luis Pasteur, donde llevaron a cabo una fiesta para exigir al Senado que legalice el uso de la planta en todas sus vertientes.
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“A quemarle las patas al diablo”, se escuchaba entre la multitud, que llegaban de todas las calles aledañas al recinto del Senado.
Cigarros de todos los tamaños y grosores salían los “toques” de mota y los churros, de todos los colores y sabores concentraba el humo alrededor del recinto legislativo, donde llegaba el olor a los patios, salones y oficinas.
La fiesta a todo lo que da en las afueras del Senado, los jóvenes llegaron a la zona cero, donde se puede fumar con tranquilidad y seguridad un cigarro de marihuana, donde la tira no te molesta, donde la banda te comparte un jalón.
Galletas, dulces, pomadas con cannabis o bolsitas para un churro de mota, de a 20 pesos, 50 y hasta de 100 y 200, la vendimia a todo lo que da, porque ahí no está prohibido ni regulado, "donde los azules no entran", sino sólo agilizan el tránsito.
Como una zona de zombies se llenó la avenida Reforma, donde sonaba la música electrónica y el rock que llegaban desde dos frentes.
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Jóvenes de todas las edades, de todos los extractos sociales, acudieron para fumar un cigarro de marihuana, y algunos buscaban la colombiana, la roja, la cola de caballo, cualquiera de su preferencia, pero también un dulce o una galleta.
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