/ domingo 14 de junio de 2020

Coronavirus no es castigo de Dios: Iglesia católica

La imagen de El Señor de la Salud se mantendrá en la Catedral Metropolitana hasta que haya terminado la pandemia

Al descartar que el Covid-19 sea un castigo divino, el padre José de Jesús Aguilar precisó que para las personas debe ser una llamada de atención a fin de cuestionarse por su forma de vivir y una consecuencia de sus acciones, como la falta de respeto a la naturaleza.

En entrevista, explicó que en la fe católica el juicio no se da mientras las personas viven, sino hasta que mueren y por lo tanto si la humanidad no ha fallecido no puede ser procesada.

En este sentido, aclaró que se equivoca quien ve a la pandemia como un castigo de Dios, porque en otro tiempo la gente se ha portado peor y la sanción se aplica a quien cometió la falta, no a los inocentes y en este momento el Covid lo padecen personas totalmente inocentes.

Opinó que la pandemia deja a los católicos lecciones positivas y negativas, por ejemplo la muerte lamentable de miles de personas que se contagiaron de coronavirus quienes en el último momento de su vida no recibieron la unción de los Santos Óleos, el Sacramento de la Comunión y el acompañamiento espiritual en esos momentos tan difíciles.

Sin embargo, la oración que se hace en todas las iglesias acompañó a las víctimas de dicho virus en esos momentos graves, los ayudó espiritual y emocionalmente, y les sirvió para el perdón de sus pecados, “en fin los ayudó a bien morir”.

Otro efecto negativo es el desempleo generado por la pandemia, ante lo cual la Iglesia católica reparte despensas, donadas por la generosidad de muchas personas.

La suspensión de las misas y otros actos religiosos también fue un reto para los sacerdotes, algunos de ellos se dieron a la tarea de transmitir las ceremonias por las redes sociales y en su caso particular informó que sus celebraciones, proyectadas por esos medios, han tenido una audiencia de hasta 25 mil personas de la Ciudad de México, de otras localidades e incluso del extranjero.

-¿La fe adquirió un nuevo vigor al recurrir a las redes sociales?

“Sí, la fe ha tenido una renovación, ha tenido nuevas formas de caminar, porque en momentos difíciles la fe es algo que fortalece a las personas para enfrentarlos, cuando se pierde la fe, se pierde la esperanza y mucha gente lamentablemente llega a situaciones de profunda depresión”.

Agregó que los pocos ahorros de las iglesias disminuyeron porque se pagó al personal y sacerdotes: se entregaron las cuotas al Seguro Social y siguió el mantenimiento de los templos.

A pesar de que aún no hay fecha para que los templos religiosos sean reabiertos al culto, la Iglesia católica ya tiene listas las normas a seguir para la nueva normalidad y entre ellas está el respeto a la sana distancia, la asistencia a las ceremonias con cubrebocas, uso de gel antibacterial y que los participantes no se den el saludo de paz, sino que hagan una reverencia.

Ante la pandemia que no cede, recomendó seguir puntualmente las normas dictadas por los especialistas en salud y que el regreso a la nueva normalidad sea con una mayor conciencia, respeto, educación y solidaridad.

El padre recordó que la imagen del Señor de la Salud se sacó en procesión tras la aparición del Covid-19 y fue colocada en el Altar de los Reyes de la Catedral Metropolitana y aunque esté cerrada, la escultura ahí está y se mantendrá hasta que haya terminado la pandemia.

“De tal manera, podemos decir que la fe de la gente ayudándose con la parte médica, la parte sanitaria y de cuidado, podrá hacer que este mal que estamos viviendo llegue a su fin”, concluyó.

Al descartar que el Covid-19 sea un castigo divino, el padre José de Jesús Aguilar precisó que para las personas debe ser una llamada de atención a fin de cuestionarse por su forma de vivir y una consecuencia de sus acciones, como la falta de respeto a la naturaleza.

En entrevista, explicó que en la fe católica el juicio no se da mientras las personas viven, sino hasta que mueren y por lo tanto si la humanidad no ha fallecido no puede ser procesada.

En este sentido, aclaró que se equivoca quien ve a la pandemia como un castigo de Dios, porque en otro tiempo la gente se ha portado peor y la sanción se aplica a quien cometió la falta, no a los inocentes y en este momento el Covid lo padecen personas totalmente inocentes.

Opinó que la pandemia deja a los católicos lecciones positivas y negativas, por ejemplo la muerte lamentable de miles de personas que se contagiaron de coronavirus quienes en el último momento de su vida no recibieron la unción de los Santos Óleos, el Sacramento de la Comunión y el acompañamiento espiritual en esos momentos tan difíciles.

Sin embargo, la oración que se hace en todas las iglesias acompañó a las víctimas de dicho virus en esos momentos graves, los ayudó espiritual y emocionalmente, y les sirvió para el perdón de sus pecados, “en fin los ayudó a bien morir”.

Otro efecto negativo es el desempleo generado por la pandemia, ante lo cual la Iglesia católica reparte despensas, donadas por la generosidad de muchas personas.

La suspensión de las misas y otros actos religiosos también fue un reto para los sacerdotes, algunos de ellos se dieron a la tarea de transmitir las ceremonias por las redes sociales y en su caso particular informó que sus celebraciones, proyectadas por esos medios, han tenido una audiencia de hasta 25 mil personas de la Ciudad de México, de otras localidades e incluso del extranjero.

-¿La fe adquirió un nuevo vigor al recurrir a las redes sociales?

“Sí, la fe ha tenido una renovación, ha tenido nuevas formas de caminar, porque en momentos difíciles la fe es algo que fortalece a las personas para enfrentarlos, cuando se pierde la fe, se pierde la esperanza y mucha gente lamentablemente llega a situaciones de profunda depresión”.

Agregó que los pocos ahorros de las iglesias disminuyeron porque se pagó al personal y sacerdotes: se entregaron las cuotas al Seguro Social y siguió el mantenimiento de los templos.

A pesar de que aún no hay fecha para que los templos religiosos sean reabiertos al culto, la Iglesia católica ya tiene listas las normas a seguir para la nueva normalidad y entre ellas está el respeto a la sana distancia, la asistencia a las ceremonias con cubrebocas, uso de gel antibacterial y que los participantes no se den el saludo de paz, sino que hagan una reverencia.

Ante la pandemia que no cede, recomendó seguir puntualmente las normas dictadas por los especialistas en salud y que el regreso a la nueva normalidad sea con una mayor conciencia, respeto, educación y solidaridad.

El padre recordó que la imagen del Señor de la Salud se sacó en procesión tras la aparición del Covid-19 y fue colocada en el Altar de los Reyes de la Catedral Metropolitana y aunque esté cerrada, la escultura ahí está y se mantendrá hasta que haya terminado la pandemia.

“De tal manera, podemos decir que la fe de la gente ayudándose con la parte médica, la parte sanitaria y de cuidado, podrá hacer que este mal que estamos viviendo llegue a su fin”, concluyó.

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