“Mi madre falleció, fue la primera, se dieron muchas irregularidades, a mí nunca me avisaron, ya me avisaron casi una hora antes de que falleciera, pero me avisaron que se sentía mal”. El 23 de mayo la madre de Víctor Castro Marín perdió la vida por Covid-19 y fue hasta entonces que la vio salir envuelta en una bolsa negra de la Fundación para Ancianos Concepción Béistegui.
Simona María de Jesús Marín Jiménez, de 94 años, no tenía ningún tipo de enfermedad, pero desde el 17 de marzo fue la última vez que la vio pues les prohibieron las visitas ante la amenaza que representaba este virus.
El viernes 22 de mayo a las 19:23 horas, Marín recibió la primera llamada telefónica para avisarle que a su mamá se le había bajado la presión, más tarde le volvieron a marcar para decirle que tenía Covid-19 y a las 20:40 le dijeron que ya había perdido la vida.
Víctor les preguntó desde cuándo sabían que tenía esta enfermedad y el por qué no le habían informado antes sobre lo que pasaba su madre a lo que les respondieron que desde el 17 de mayo le hicieron el examen y hasta el 21 de mayo les dieron los resultados.
Aún cuando el asilo se percató de la situación y que ya tenían una prueba, no les avisaron por lo que Marín interpuso una denuncia en la Fiscalía General de Justicia capitalina contra este recinto.
“No estamos pidiendo indemnización, pero estamos pidiendo que se haga una investigación sobre lo que está sucediendo porque están ocultando la información porque desde marzo ya no dejaron entrar a ningún familiar por lo que no se tomaron las medidas necesarias, no hubo un protocolo, nada de comunicación, todo lo ocultaron”, expresó.
El hijo de Simona agregó que el director del asilo, Agustín Soto, no permitió que la familia llevara a su propia carroza y que le impusieron una porque estaba insistiendo que ya sacaran el cuerpo de la adulta mayor.
“Me habló el director para decirme 'la funeraria ya va para allá a levantar el cuerpo', le contesté que no podían llevársela porque no tengo el acta de defunción y que tenía sus propios gastos funerarios y le pregunté ¿a dónde la llevo? Y él me contestó, 'pues la vamos a levantar' y le respondí que sería bajo su responsabilidad”, narró Victor.
Así fue que el sábado 23 sólo pudo reconocerla porque le pusieron el nombre en una etiqueta a la bolsa negra que envolvía a su mamá.
Al respecto el doctor Agustín Soto -que ha manejado el asilo desde hace 35 años- explicó a este diario que siguieron todos los protocolos que dicta el manejo de muertes y que velaron a Simona dignamente. "El familiar se presentó.
Con información de Maleny Navarro | El Sol de México