Con música, baile y tras un silencio de casi 19 meses en una de las principales avenidas de la Ciudad de México, el Desfile Internacional de Día de Muertos volvió a inundar las calles con calaveras como si el regreso fuera desde el mismísimo Mictlán.
Más de tres millones de turistas están de visita en la Ciudad sólo para celebrar Día de Muertos mientras que un millón fue testigo del primer evento masivo desde que la pandemia por Covid-19 obligó a cancelar estas actividades. El cansancio del encierro y de las restricciones para evitar contagios masivos impulsó a los capitalinos a asistir.
La Ciudad de México madrugó en domingo. Aunque el desfile arrancó al mediodía, desde muy temprano las familias chilangas y grupos de turistas acudieron a Reforma para apartar un espacio que les garantizaría la mejor vista de esta fiesta, con ellos convivieron 85 mil ciclistas que se dieron cita para el tradicional paseo.
Claudia Peña y su familia llegaron desde las 8:00 al cruce de Reforma e Insurgentes, lograron un lugar con sombra, entre la valla y un puesto metálico. Llevaban consigo bancos, sombrillas y un par de cuernitos con jamón para la espera. "Ya estábamos cansados de estar en casa, acá venimos para distraernos, tenemos la vacuna pero no dejamos de usar el cubrebocas, ¡eh! salir no significa que nos olvidamos del bicho", dijo entre risas.
Reforma se convirtió en un tianguis improvisado vigilado por cientos de policías que también aprovecharon para participar de la fiesta. Al mismo tiempo en el que los asistentes se acomodaban, los vendedores ambulantes los alimentaron y les ofrecieron toda clase de productos: algodones de azúcar, refrescos preparados, papas, chicharrones, coronas de flores, servicio de maquillaje, máscaras de halloween, sombrillas y globos. Los cubrebocas pasaron del rostro al cuello, también a las manos, a los bolsillos y la vida sin Covid-19 regresó por un instante.
El desfile abrió con la participación de la orquesta y el ballet folklórico del Ejército al son del Huapango de Moncayo.
Tras pasar el primer contingente y luego de cerca de media hora de espera, desfilaron los participantes bajo los conceptos Tenochtitlán Corazón de México, Ciudad de México Hoy, Magia y Tradición, y Celebrando la vida.
Concheros y colibríes de colores, de quienes se tiene la creencia que traen mensajes de seres queridos del más allá, comenzaron a colorear la avenida. Posteriormente llegaron todos aquellos personajes que han dado vida a la capital desde los años 50. Barrenderos, chafiretes, cantineros y mariachis, además de figuras emblemáticas culturales como Carlos Monsiváis, el cronista de la ciudad, Sor Juana y la querida Frida Kahlo.
Desde el inframundo también recorrieron las calles los seres fantásticos que forman parte del imaginario colectivo de los mexicanos, desde Quetzalcóatl hasta alebrijes gigantes.
Día de Muertos es, en parte, una celebración a la vida de nuestros seres queridos. Laura León vino a recordarlo al ritmo de La vida es un carnaval acompañada de mariposas monarcas, catrinas y calaveras de decenas de colores.
El recorrido duró aproximadamente tres horas y media. Luego le siguió otro desfile, el de los asistentes y turistas que abarrotaron Reforma para regresar a casa.
Con información de Maleny Navarro
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