Para miles de capitalinos el reloj se detuvo el 19 de septiembre de 2017 a las 13:14 horas, cuando un sismo magnitud 7.1 les arrebató a un familiar o un ser querido, los dejó sin casa, sin departamento. A dos años, es difícil desprenderse de los recuerdos de aquella tarde de martes en la que la tierra se sacudió, dejando 228 personas muertas, 38 edificios colapsados y miles con daños graves.
Ayer volvieron los puños en alto a la Ciudad de México, pero con ellos también el miedo, la ansiedad y los malos recuerdos que provoca la alerta sísmica. Frente al 286 de la calle Álvaro Obregón, colonia Hipódromo y con los ojos llorosos, los familiares de Karina tuvieron que soportar ese sonido. Ella trabajó en ese predio donde hace dos años había un edificio de oficinas y hoy está baldío.
Visiblemente afectado, Carlos, de 30 años y dedicado a la edición de video, cuenta que el 19 de septiembre de 2017 se encontraba en el trabajo, a unas cuadras de Álvaro Obregón 286, cuando la tembló. Al salir a la calle se dio cuenta de que a tan sólo unos metros un edificio había colapsado y gente había quedado atrapado bajo los escombros. Para él la alerta produce miedo, pues el recuerdo que viene a su mente es lo que vio aquella tarde de martes.
A dos kilómetros y medio de ahí, en Doctor Lucio 103, colonia Doctores, se ubica el Conjunto Habitacional Morelos, donde se alza la nueva Osa Mayor, un edificio que tendrá 60 departamentos y que hace dos años resultó con daños estructurales que lo volvieron inhabitable.
Las familias que lo habitarán admiten que sienten alegría por el avance de la obra –se prevé que sea terminado y entregado a más tardar en enero-, pero este buen ánimo se eclipsa en cuanto recuerdan que, hasta ahora, desconocen de qué tamaño será la deuda que adquirirán por recuperar su vivienda.
De acuerdo con los todavía hoy damnificados, los 60 departamentos que tendrá la nueva Osa Mayor –obra supervisada por el Instituto de Vivienda- tendrán 100 metros cuadrados de superficie, de los cuales 60 metros cuadrados serán entregados sin costo, pero por el resto tendrían que pagar. A dos años, no se les ha dado un dato preciso sobre su deuda.
Adriana Lemus, una de las integrantes del Comité de Reconstrucción de Osa Mayor, apuntó que inicialmente se les dio una cifra de entre 10 y 12 mil pesos por metro cuadrado, pero posteriormente, cuando la empresa ya estaba en obra, se les aumentó a 25 mil pesos por metro cuadrado. Pero todo esto ha sido, dijo, en pláticas de banqueta, nada oficial, por lo que, pese a que su reconstrucción avanza, la incertidumbre no cesa.
No conforme con ello, Jaqueline Carmona, también del Comité de Reconstrucción de Osa Mayor reveló que en lo que va del año les han seguido llegando los recibos con su saldo del impuesto predial y del pago de derechos por servicio de agua potable, pese a que no hay registros ni tampoco han habitado su departamento desde las 13:14 horas del 19 de septiembre de 2017.
Han pasado dos años y las huellas del sismo siguen ahí, recordando lo frágil que puede ser ante la naturaleza una ciudad del tamaño geográfico, económico, político y simbólico de la Ciudad de México. Como grietas que fracturan la seguridad de esta capital, que se sabe sísmica y aun así tiene rezagos para afrontar este tipo de desastres naturales.