Roberto Alcántara Rojas es dueño de Grupo Toluca y Grupo IAMSA, con los que opera flotas de autobuses como ETN, Turistar, Ómnibus de México, entre otras, así como la aerolínea Viva Aerobús. En el gobierno de Enrique Peña Nieto se le contrató para el cobro del telepeaje en las carreteras del país y durante el gobierno de Miguel Ángel Mancera aterrizó con dos concesiones por 40 años en los Centros de Transferencia Modal (Cetram) Taxqueña y Zaragoza.
Como en el resto de las concesiones que se entregaron en el sexenio pasado, el objetivo era que privados invirtieran para renovar y reordenar los paraderos, a cambio de poder construir centros comerciales, oficinas, hoteles y estacionamientos. A diferencia de Martín Carrera, los Cetram de Taxqueña y Zaragoza no iniciaron obra y luego de que la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, ordenara una revisión de las concesiones, los empresarios están replanteando sus proyectos.
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Para obtener las concesiones de los Cetram, Alcántara Rojas y sus socios crearon el 17 de marzo de 2017 dos empresas para ese fin específico: Tenedora Concesionaria Taxqueña y Tenedora Concesionaria Zaragoza, de las que es presidente del consejo de administración, según las actas constitutivas de las que El Sol de México tiene copia. La concesión de Taxqueña le fue entregada el 3 de abril y la de Zaragoza el 24 de abril del mismo año.
Ambas empresas registraron como domicilio el de Insurgentes Norte 42, tercer piso, colonia Santa María la Ribera, alcaldía Cuauhtémoc, sin embargo, el 7 de noviembre de 2017 personal de la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT) advirtió “que en el domicilio ubicado en Insurgentes Norte número 42, colonia Santa María La Ribera, no se localiza ninguna empresa denominada ‘Tenedora Concesionaria Taxqueña S.A de C.V.’, según consta en el expediente PAOT-2017-10-102-SPA-12.
PROPUESTAS
En Taxqueña, el tercer paradero con mayor afluencia de la ciudad después de Pantitlán e Indios Verdes, Concesionaria Taxqueña propuso la construcción de cuatro torres para albergar un centro comercial, 100 cuartos de hotel de clase ejecutiva, oficinas, tiendas departamentales, restaurantes, salas de cine, estacionamiento de cuota. La inversión que se estimó en 2017 fue de tres mil 265 millones de pesos y las ganancias de más de 200 millones de pesos al año.
La propuesta para el Cetram de Zaragoza fue en el mismo sentido: dos tiendas departamentales, un supermercado, salas de cine, kioscos comerciales, área de comida rápida, gimnasio, hotel, restaurantes y en la azotea canchas de futbol. Los ingresos anuales se estimaron arriba de los 200 millones de pesos por concepto de rentas, estacionamiento, publicidad y servicio de hospedaje a unos cuantos minutos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
En ambos casos, la actual administración, en el marco de la revisión de las concesiones que se entregaron en el sexenio pasado, consideró que la superficie a construir de uso comercial era excesiva. En Taxqueña podría terminar afectando la operación de este importante nodo de transporte ubicado al sur de la ciudad, por lo que se trabaja con la concesionaria para ajustar el proyecto, que tenía una vocación más inmobiliaria que de mejora al transporte público del paradero.
Por la oferta comercial, se convierte en motor de la microeconomía de la zonaProyecto Básico del Cetram Zaragoza
En el caso de Zaragoza ocurrió lo mismo, la propuesta está en replanteamiento por parte de la concesionaria.
A diferencia del caso de Martín Carrera, los paraderos entregados a empresas del dueño de Viva Aerobús todavía no tienen autorizaciones, por lo que no pueden avanzar con la construcción. De hecho, para poder gestionar los permisos, primero deben obtener el aval al proyecto por parte del gobierno central, que revisa sobre todo que la propuesta no contenga una superficie excesiva de comercio.
Este diario pudo conocer que hasta ahora ningún empresario ha manifestado su interés de renunciar a la concesión, la cual no se puede cancelar unilateralmente por parte del gobierno sin que se haga acreedor a penas convencionales, por lo que las empresas trabajan en el rediseño de sus propuestas.