Cada que sale a trabajar como conductor de transporte por aplicación, Roberto se toma unos minutos para comprar cubrebocas suficientes que utilizará durante las próximas semanas.
Va de farmacia en farmacia para conseguir los de tipo quirúrgico, de ferretería en ferretería para conseguir mascarillas más resistentes, de tienda en línea en tienda en línea para conseguir lo que sea necesario para protegerse de cualquier posible contagio de Covid-19.
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Mientras no haya una vacuna, dice, no es seguro estar en la calle. La nueva normalidad de la que nos hablan, añade, será mantener la distancia y traer cubrebocas y gel suficiente al salir de casa.
Tiene razón: se reactivará la vida pública, pero el peligro seguirá ahí. El miércoles, desde Ginebra, Suiza, el director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Michael Ryan advirtió: "Tenemos un virus nuevo que ha entrado en la población humana por primera vez, en consecuencia es muy difícil predecir cuándo venceremos. Puede que acabe siendo un virus endémico en nuestra comunidad y nunca se vaya. El VIH no ha desaparecido (...) Nadie puede predecir cuándo va a desaparecer esta enfermedad (por coronavirus) o si va a desaparecer".
La nueva normalidad se basará en eso: aprender a convivir con el virus mientras no haya una vacuna probada y producida en suficiente cantidad que alcance para la población de todos los países o algún tratamiento eficaz.
El doctor en salud pública e integrante de la Comisión Universitaria para la Atención de la Emergencia Coronavirus de la UNAM, Malaquías López Cervantes lo resume así en entrevista con El Sol de México: "la nueva normalidad es entender que mientras no haya una vacuna es como si siguiéramos en la misma condición de antes: cualquiera se puede contagiar".
"Yo no sé si se puede definir a la nueva normalidad como no confiar en los demás mientras no tengamos garantías de vacunación. Si alguien sale y utiliza el transporte público, debe de pensar que cada que ingresa en él tiene oportunidad de contagiarse. Mientras no haya garantías de seguridad, tenemos que vivir como si estuviésemos en riesgo de contagio todo el tiempo", dice el maestro en salud pública. La nueva normalidad será vivir en alerta permanente, reforzando el lavado de manos con agua y jabón, el uso de alcohol en gel, cubrebocas y sobre todo la distancia física.
El doctor López Cervantes lo dice así: "Debemos estar con la idea de usar permanentemente todas las formas de protección posible: cuando se pueda usar guantes, cuando se pueda utilizar el cubreboca de manera habitual, lavarnos las manos constantemente, seguir todos los protocolos, no asistir a reuniones grupales, no acudir a lugares donde podamos meternos en medio de una multitud, tener todo el tiempo desconfianza porque nos podemos contagiar en cualquier momento". En resumen: no relajar ningún tipo de precaución.
De acuerdo con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud del gobierno de México y encargado de la estrategia para gestionar la pandemia, Hugo López-Gatell Ramírez, lo más probable es que "nunca" regresemos a las condiciones de vida que teníamos antes de este brote de enfermedad por coronavirus.
"Debemos acostumbrarnos a una nueva normalidad que implica saber convivir con un agente infeccioso como es SARS-CoV-2, que produce una enfermedad de importancia individual y colectiva, epidemiológica y que debemos adaptarnos", expuso López-Gatell Ramírez.
En esta nueva normalidad en la que el cubrebocas será parte de las prendas de uso común y el alcohol en gel tan importante como llevar el cargador del celular, "la gente debe de aprender que en los próximos meses esto de decir voy al cine, voy a un antro, voy a un espectáculo público, voy a la iglesia, son peligros. Hay gente que piensa que no pasa nada en salir a caminar y meterse a un centro comercial. Tendrán que olvidarse de eso, de preferencia sería no ir a meterse porque eso sería exponerse sobremanera a un contagio", subraya el doctor López Cervantes.
Y remata: "Tenemos que reforzar todo, desconfiar y además ser capaces de convivir con los demás porque corremos mucho riesgo. Hay quienes les reclaman a otros en la calle que no tengan un cubrebocas, los otros se enojan y reaccionan de manera violenta, no podemos imaginar un escenario de conflicto social permanente, sino desarrollar tolerancia, pero no ser indolentes, mantener nuestra conducta de cuidado y de prevención todo el tiempo. Eso debería de ser considerado parte de la nueva normalidad: no pensar en que ya se acabó (la emergencia)y listo, volvemos como antes. No".
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