Cuando Patricia salió del penal de Santa Martha, se encontró sin un proyecto de vida, su marido la abandonó mientras estuvo encarcelada, pero eso sí se enfrentó a la necesidad de sobrevivir en un mundo igual o más hostil que el de la prisión.
“El primer día que salí de la cárcel, me daba mucho miedo la gente, ver tanta gente”, dijo, mientras, aseguró que dentro ese reclusorio tomó varios cursos y ahora hace bolsas tejidas, en lo cual se lleva tres días, gasta 150 pesos en los materiales y las vende en 400 pesos.
Ella está dentro del programa de Reinserción Social, patrocinado por el Gobierno de la Ciudad de México, único en su tipo a nivel nacional, donde comparte esperanzas con Elicelda y Eva, quienes también estuvieron en la cárcel y ahora, con el apoyo de la organización La Cana, están dispuestas a rempezar su vida.
Están entusiasmadas y por eso presumen los productos que tejen con sus manos, un león de estambre, incluidos los ojos, y coronado con una melena alborotada de color café oscuro.
A FIRMAR
Eva deja por unos momentos el tejido de crochet, por medio del cual elabora cabezas de súper héroes, para narrar que al salir de la cárcel le fue muy difícil encontrar trabajo y cuando por fin le dieron uno, tuvo muchos problemas porque tenía que pedir permiso constantemente para ir a firmar al reclusorio.
Sin embargo, llegó un momento en que sus patrones ya no le dieron permiso y tuvo que escoger entre dejar el empleo, que tanto trabajo le costó, o regresar a la cárcel.
Entonces, se enteró del Programa de Reinserción Social, a cargo de José Alberto Gutiérrez Manuel, quien apoya a las personas beneficiadas en la elaboración de un programa individualizado, cuyo objetivo es impulsar el aprendizaje continuo en diversas áreas, a fin de que puedan desarrollar e incrementar habilidades, destrezas y competencias, que favorezcan la toma de decisiones.
Por lo que toca a Eva, se sumó al programa patrocinado por la asociación La Cana, que le permitió aprender a tejer, poder salir adelante y trabajar dignamente.
En un año, la entrevistada dijo que con su fe y el apoyo de Dios, se ve como una empresaria y dispuesta a montar un taller para apoyar a quienes van saliendo de la cárcel.
ESTIGMATIZADA
Elicelda, quien estuvo presa en Santa Martha por delitos contra la salud, afirmó que para ella también fue muy difícil encontrar trabajo, porque el que te etiqueten y señalen se llega a convertir en un obstáculo y afectan social, económica y anímicamente.
Residente de Iztacalco contó que el primer día que salió de la cárcel fue de desorientación y lo primero que tuvo que hacer fue dedicarse a recuperar sus papeles, como la credencial de elector y obtener su informe de egreso, como ahora se le llama a la hoja de liberación.
En este sentido, el programa apoya a los liberados a recuperar sus papeles, por ejemplo la fotocredencial del Instituto Nacional Electoral, el acta de nacimiento, y hacer el trámite de la CURP.
Reconoció el apoyo que les ha dado ese programa, donde se les ofrece un espacio para trabajar, capacitación y los apoyan en la parte administrativa para formar cooperativas.
José Alberto Gutiérrez informó que las personas beneficiadas pueden participar durante tres meses realizando prácticas laborales en alguna de las empresas vinculadas al programa, con el propósito de ser capacitadas y adquirir experiencia laboral formal.
Durante este periodo obtendrán un apoyo de cinco mil pesos mensuales y al final de la capacitación se les entrega una carta de recomendación que avale la experiencia adquirida.