El agua potable de la Ciudad de México está hoy en mayor riesgo de ser contaminada por fugas en gasolinerías que hace 11 años, pues sus instalaciones envejecen sin mantenimiento.
A decir del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) no ha asumido en su totalidad la vigilancia de las gasolinerías “y por lo tanto los riesgos derivados de ello permanecen latentes”. Fue así que la dependencia capitalina encargó un estudio para identificar zonas de riesgo de contaminación por fugas de hidrocarburos.
Los resultados, a los que El Sol de México tuvo acceso, muestran que hoy las gasolinerías representan mayor riesgo para la red hidráulica de la capital. Hace poco más de una década la categoría máxima de riesgo en las estaciones de servicio era medio, pero este 2020 ya hay de riesgo medio alto y alto. ¿La causa? El envejecimiento de la infraestructura y la falta de mantenimiento.
De los 383 registros de estaciones de servicio en 2009, 39 alcanzaron el riesgo medio, 210 riesgo medio-bajo y 134 riesgo bajo. Una década después, sólo 13 representaron riesgo bajo, 68 riesgo medio-bajo, las de riesgo medio se dispararon a 213 e incluso 75 alcanzaron el riesgo medio-alto y 14 el alto.
Para 2020 hubo otro reacomodo. De los mismos 383 registros, 16 fueron clasificados con riesgo alto, 88 con riesgo medio alto, 217 con riesgo medio, solo 49 de riesgo medio bajo y 13 de bajo.
Las estaciones se distribuyen en las alcaldías Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Coyoacán, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Tlalpan y Venustiano Carranza.
El estudio explica: “existe un factor responsable de la modificación en los niveles de riesgo en este programa, el cual hace que el riesgo en las estaciones crezca exponencialmente, haciendo que los tanques con bajos niveles de riesgo cambien a niveles superiores”. Ese factor está relacionado con el envejecimiento de los tanques y la falta de mantenimiento de los mismos.
El combustible podría filtrarse en las tuberías y contaminar el líquido que se transporta para el consumo de nueve millones de personas que habitan la ciudad, o podría derramarse hasta el drenaje, mezclarse con vapores inflamables y causar una tragedia como la ocurrida el 22 de abril de 1992 en Guadalajara, Jalisco.
“Lo que sí es un hecho es que el riesgo aumenta (…) el 69 por ciento del territorio de la Ciudad de México señala contar con infraestructura de alta vulnerabilidad y condiciones de riesgo”, se alerta en el estudio ordenado.
Uno de los casos más recientes ocurrió en la estación 02971 de Petróleos Mexicanos, ubicada a menos de 500 metros de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez, el 1 de marzo.
Una fuga de combustible en ese lugar puso en alerta al personal del Sacmex y obligó al Sistema de Transporte Colectivo a cerrar las estaciones Terminal Aérea, Hangares y Pantitlán de la Línea 5. Existía el riesgo de explosividad por esta fuga, originada por la antigüedad de las instalaciones, ya que se trató de una estación que data de 1970.
Días después, el coordinador del Sacmex, Rafael Carmona, reconoció que el robo de combustible, práctica conocida como huachicoleo, es un riesgo latente de contaminación de la red de agua y citó el caso ocurrido en agosto de 2019, cuando se detectó una toma clandestina en un ducto de Pemex que pasa por la calle Añil, en la alcaldía Iztacalco, que provocó una fuga de hidrocarburo.
En aquella ocasión se reportó el derrame de más de 200 mil litros de combustible. Incluso las familias que vivían en la zona aledaña a la toma clandestina fueron desalojadas y el Sistema de Aguas tuvo que confinar el tramo de drenaje y agua potable que corre por el punto donde se detectó la fuga.
Según datos de Petróleos Mexicanos, entre 2006 y septiembre de 2019, sumaron siete millones 433 mil 950 litros de producto asegurado por el delito de robo de hidrocarburo en su modalidad de toma clandestina en la Ciudad de México, los cuales pudieron haber terminado en fugas o derrames.