Hiram Almeida se va con altas cifras de delitos

Los homicidios y lesiones por arma de fuego son lo más destacado

Mónica Villanueva

  · viernes 6 de julio de 2018

Hiram Almeida Secretario de Seguridad Pública de la Ciudad de México

En la Ciudad de México los políticos comenzaron a aceptar la presencia del crimen organizado.

Mientras que el anterior jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, se mantuvo en que se trataba sólo de narcomenudeo, José Ramón Amieva aceptó que los grupos que mueven la droga y las armas en la capital están vinculados a los grandes cárteles.

Con esa realidad expuesta es que el pasado miércoles en la noche presentó su renuncia el secretario de Seguridad Pública, Hiram Almeida Estrada, quien estuvo al frente de la corporación por tres años y medio y que de manera formal dejará el cargo el 31 de julio.

Aunque en su discurso de esa noche afirmó que se iba "con la frente en alto y la satisfacción de haber obtenido grandes resultados en el ataque frontal a la delincuencia", los números de la incidencia delictiva y los casos de inseguridad reflejan otra situación.


EN LOS HECHOS

Mientras Almeida insistió en las comparecencias ante la Asamblea Legislativa del DF que la criminalidad iba a la baja, los hechos contaron otra realidad, en la que la cifra de muertos no dejó de subir.

Algunos ejemplos de lo que aconteció bajo su mando como líder del cuerpo encargado de la prevención y ataque al delito está la zona de Tepito, donde no ha sido posible entrar para atacar las zonas de venta ilegal de armas y droga.

La segunda zona de conflicto es Tláhuac. Ahí, el 20 de julio de 2017, se llegó a realizar un operativo conjunto con la Secretaría de Marina y se abatió a José de Jesús Pérez, alias El Ojos, pese a lo cual la actividad delictiva no ha mermado.

Un tercer foco rojo había permanecido casi desapercibido, hasta que el 23 de febrero pasado una balacera se dio entre presuntos narcomenudistas, en las inmediaciones de Ciudad Universitaria.

Entre otros casos está el del joven Marco, quien fue agredido por policías locales, sin razón aparente, desaparecido por cinco días, sin que hasta la fecha se haya aclarado lo sucedido.

Pese a la vigilancia en el Metro, se dieron asaltos a mano armada, especialmente en la Línea B; fenómeno que se extendió al Metrobús y por lo que se instalaron cámaras en este transporte.