"Huele raro, huele a muerto”, dijo Andrea de 10 años de edad, quien desde que iniciaron los días difíciles de la pandemia -desde mayo a la fecha-, percibe ese olor proveniente del crematorio San Isidro y observa la ceniza que llega a su casa ubicada en la colonia San Pedro Xalpa, alcaldía Azcapotzalco.
Para evitar mayores contagios de Covid-19, los cuerpos que se incineran son enviados a los crematorios envueltos en dos bolsas de polietileno junto con materiales médicos que utilizó la persona finada en vida y todo eso se quema.
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La menor platicó a este diario que a diario percibe este aroma por vivir a un costado del crematorio, pues no sólo es el olor, sino que es un malestar constante en la garganta, pero el doctor le dijo que no era por el humo, contrario a lo que le diagnosticaron a su vecina.
Guillermina Estrada, habitante del edificio San Isidro, tuvo una audiencia virtual con el alcalde de esta demarcación, Vidal Llerenas: “Le denuncié que era muchísimo humo el que estamos inhalando por parte del crematorio y él lo que me dijo era que no nos preocupáramos, que este humo no nos hacía daño”.
Rafael Lara, habitante de la misma unidad, describió, mientras le daba la espalda al crematorio desde la azotea del edificio de nueve pisos donde vive, que el lugar está funcionando las 24 horas del día y sería mejor que las autoridades lo cerraran porque es un foco de infección para los vecinos, pues algunos ya tienen ardor en los ojos y dolor de garganta.
“Pienso que el gobierno, Claudia Sheinbaum (Jefa de Gobierno), y el de Ecología, deberían tomar manos en el asunto porque hay muchos afectados”, solicitó.
María, de la unidad habitacional Renacimiento, informó a El Sol de México que desde junio enviaron un oficio dirigido a la demarcación y que les contestaron que el crematorio está dentro de la norma.
“Tenemos 30 años y no nos había pasado, mucha gente nos dice por qué se fue a vivir a otros lugares (...) tenemos 30 años y nunca habíamos tenido problemas, sabemos que es una situación apremiante ahorita, pero precisamente por eso debemos mantener la salud de todos”, refirió.
José es adulto mayor, comentó que el problema del humo proviene de todo el plástico que se quema junto con los cadáveres, pues la incineración se hace mañana, tarde y noche.
“Si subes a tender ropa ya en la tarde la bajas apestosa, ya no puedes lavar en la azotea, tienes que hacerlo en la planta baja, en tu baño y ahí ponerla medio a secar”, narró y mencionó que esto se debe a que la flama que se observa en el techo del crematorio y el humo negro que sale por una especie de chimenea les ha cambiado la forma de vivir.
Lo mismo sucede con los menores así como con las mascotas, expresó Laura, que para no exponerlos a la contaminación es preferible no salir.
María tiene 68 años de edad y es médico, reconoció que no se habían percatado del daño que les provocaba el crematorio, pues hasta antes de la pandemia vivían más en sus trabajos, por lo que le pidieron al gobierno capitalino darle mantenimiento correcto al crematorio.
“El estar inhalando humo de este calibre, porque además tienen un olor como plástico, nos puede provocar neumoconiosis por humo que es muy similar a lo que le pasa a la gente que cocina con leña”, describió.
El alcalde de Azcapotzalco respondió que se están realizando entre 15 a 20 incineraciones las 24 horas para atender la demanda por el Coronavirus, pero que no hay ningún riesgo para la salud. “Lo que sale además ni siquiera son las cenizas sino el humo blanco, este no puede generar algún tipo de problema”, argumentó.
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