Inquilinos dejan de pagar rentas por crisis económica

Pese a la difícil situación generada por la pandemia, subió el precio del alquiler de viviendas en zonas de alta plusvalía

Israel Zamarrón | El Sol de México

  · domingo 18 de octubre de 2020

Se pretende evitar abusos por parte de caseros e inquilinos / Adrián Vázquez | El Sol de México

Marcela recibió la noticia en mayo, en pleno ascenso de contagios por Covid-19 en la ciudad. La primaria en la que da clases decidió descontarle 20 por ciento de su salario.

Esperaban una baja en el pago de colegiaturas y debían ahorrar gastos. Lo supo enseguida: sería imposible seguir pagando la renta del departamento en el que vivió cuatro años en la colonia Del Valle y que se ubica a 10 minutos a pie del colegio donde trabaja. En junio se mudó con su hijo a Los Reyes, Coyoacán, y ahora ambos comparten el pago del alquiler.

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Historias como ésta se esconden detrás de los anuncios de “se renta” o “se vende” que cuelgan de la fachada de Tomás Alva Edison 169, en San Rafael, o a lo largo de la calle Oaxaca, en Roma Norte, o los que hay en José Martí 247 y 250, en Escandón. Historias de personas que por la pandemia perdieron su capacidad de pagar el alquiler y que exhiben la precariedad habitacional de la Ciudad de México, el no saber cuándo ni cuánto subirá la renta o dónde se vivirá mañana.

El reporte inmobiliario del primer semestre de Propiedades.com reveló que en muchas colonias ubicadas en las alcaldías Benito Juárez, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo -que conforman la centralidad de la capital y son a su vez las más buscadas para vivir, según el portal inmobiliario Lamudi- se incrementaron las rentas durante la contingencia sanitaria.

En la Escandón, por ejemplo, en febrero el alquiler de vivienda nueva costaba 16 mil pesos en promedio, en abril subió a 17 mil y en junio se ubicó en 18 mil 500 pesos. Aumentó dos mil 500 pesos en cuatro meses.

Según cifras de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo de la ciudad, entre marzo y agosto se perdieron 189 mil 421 empleos por la crisis sanitaria. Esto quiere decir que en ese periodo la pandemia borró 49 empleos cada hora.

Un estudio del Coneval de 2018 señala que actualmente, una tercera parte de los hogares mexicanos destina más del 30 por ciento de sus ingresos a la renta de su vivienda, cifra mayor que la recomendada por la ONU-Hábitat; hay quiernes destinan 61 por ciento de sus ingresos para el pago de alquiler, lo cual genera que se encuentren en riesgo de no satisfacer otras necesidades básicas.

Colonias como San Rafael, Condesa, Santa María la Ribera y Roma, en la Cuauhtémoc; Narvarte, Del Valle y Álamos, en Benito Juárez; o Escandón, Granada y Anzures, en Miguel Hidalgo, son de las que experimentaron alzas en los costos del alquiler.

Rentar en estas zonas puede costar desde los 11 mil hasta más de 50 mil pesos.

Cifras del Coneval indican que “en promedio, los ingresos laborales de los trabajadores formales son del doble de los trabajadores informales, nueve mil 163.87 pesos y cuatro mil 507.14, respectivamente” y “estos ingresos pueden verse disminuidos, derivado de la contingencia”.

ESPECULACIÓN INMOBILIARIA

El sociólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana, Pablo Gaytán, considera que la generación nacida entre 1980 y 1999 prefiere vivir en colonias de las alcaldías Benito Juárez, Cuauhtémoc y Miguel Hidalgo, que han sido sometidas a procesos de gentrificación. “Desean vivir en el corazón latinoamericano de los negocios y participar en proyectos inmobiliarios y de entretenimiento propios de una ciudad compacta, densa, vertical y costosa con todos los servicios a la vuelta de la esquina. Zonas con espacios aspiracionales donde la diversión y el roce social son vitales”.

Y es precisamente en estas colonias en donde el costo de las rentas aumentó durante la pandemia. Anuncios de “se renta” o “se vende” aparecieron de la noche a la mañana. Sin embargo, para el doctor en Ciencias Sociales estos espacios que quedan vacantes serán ocupados por empresas inmobiliarias para ser usados como reserva, ponerlos en “engorda”, es decir, dejarlos sin intervención mayor hasta que llegue el momento económico propicio para rehabilitarlos y venderlos a un precio más alto que el que tienen ahora.

Marcela, que dejó la Del Valle por incapacidad de sostener la renta y se mudó a Los Reyes, Coyoacán, intenta ver el lado positivo de las cosas. “El lugar es más amplio, pero no es tan céntrico, los negocios de mi hijo están allá, la escuela en la que trabajo está allá”, dice refiriéndose a las colonias Roma y Del Valle, pero también a la zona central de la capital, donde se han detonado los proyectos inmobiliarios más importantes, donde es más evidente el efecto de la inversión pública en infraestructura y servicios y donde todo esto a su vez ha provocado lo que el doctor Pablo Gaytán llama las tres D: desplazamiento, desalojo y despojo.





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