La Marea Morada creció este año. Desde Paseo de la Reforma hasta el Zócalo, las calles se pintaron de color morado por las mujeres, niñas y mujeres trans que usaron, principalmente, prendas de ese color salieron a marchar hoy para exigir un alto a la violencia que sufren, así como garantía a sus derechos.
Personas y colectivos feministas de distintos estados caminaron por la tarde del viernes 8 de marzo. Cada uno con una exigencia distinta: el alto al genocidio en Palestina, tratamientos oncológicos, búsqueda de mujeres desaparecidas, justicia para víctimas de feminicidio y transfeminicidio.
Hasta este momento, el gobierno capitalino aún no ofrece una cifra oficial de las mujeres que marcharon, pero se esperaba que fuera una protesta más grande que el año pasado.
Este 8 de Marzo fue la primera marcha de Maya una niña de 12 años, que le pidió a su madre la trajera para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
“Quería comprobar si es verdad lo que ponían en tele de que había violencia, y la verdad es que no. Me gustó mucho venir porque las mujeres luchan por sus derechos y las niñas también pueden”, contó Maya.
Karla Rodríguez y su hija Maya, quienes viven en la alcaldía Gustavo A. Madero, llegaron al Monumento a la Revolución a las dos de la tarde para salir con el contingente de madres e infancias y poder marchar seguras.
“Decidimos venir el día de hoy porque ella me preguntó acerca del Movimiento, yo nunca había venido, la de la idea de venir fue ella”, explicó Karla.
“Antes de estar aquí Maya me pidió que la documentara sobre todo lo que pasaba en el movimiento y al final ella tomó la decisión de venir a ver y marchar”, agregó.
Maya dijo que se sentía muy contenta de ver tantas niñas y niños acompañando a sus madres.
“He venido porque quiero exigir mis derechos en la escuela, y lo que más me gustó fue lo que dicen los carteles”, agregó.
De acuerdo con la coordinación 8M, la convocatoria de los contingentes fue a las 15:00 horas, sin embargo los colectivos comenzaron a salir desde la 13:00 horas de la tarde.
En la Glorieta de las Mujeres que Luchan se concentró el contingente de familiares de personas desparecidas y víctimas de feminicidio quienes encabezaron la marcha.
Al compás de “Vivas nos queremos”, y “Ni una asesinada más”, comenzaron a salir contingentes rumbo al zócalo capitalino.
“Estoy aquí porque hace un año nos enteramos que mi hermano abusó sexualmente de mi hermana. Cuando fuimos a denunciar no le creyeron a mi hermana y ya no quiso seguir su denuncia”, explicó una de asistentes, quien venía desde el Estado de México.
Otro de los primeros en salir, fue 'Tetas y Rayas', que exigieron tratamientos oncológicos y atención médica oportuna en el sistema de salud para las mujeres con cáncer.
“Tóquense, es su cuerpo, es su derecho, nos estamos muriendo por los malos diagnósticos por la falta de atención oncológica”, manifestaron.
La ola de carteles inundó Paseo de la Reforma y 20 de noviembre con carteles en los que se leía: “Menos machos, más michitos”, “Yo sí te creo”, “Las niñas también marchan, las niñas no se tocan” y” No quiero tu piropo exijo tu respeto”, entre otros.
En la marcha estuvieron presentes la organización 50+1, colectivos de madres contra la violencia vicaria, y deudores alimentarios.
Mientras que las asistentes llenaron las paredes y estructuras metálicas de stickers, cartulinas y hojas con fotografías de violentadores, acosadores y deudores alimentarios.
El baile y la diversión también se hicieron presentes como una forma de protesta con las capuchas rosas, danza prehispánica y el colectivo de twerk.
Estudiantes del Instituto Politécnico Nacional también protestaron y lo hicieron no sólo con consignas, también al pegar en paredes del Centro Histórico fotos de presuntos violentadores, entre ellas, el de Diego N, detenido por presuntamente editar fotos de mujeres con Inteligencia Artificial para luego venderlas en Internet.
El colectivo de la Universidad Autónoma Metropolitana reconoció que un año después de protestar, las autoridades han mejorado la atención de las víctimas de violencia de género, pero urgieron mejores protocolos internos y atenciones para éstas.