Cada mañana, cuando Adriana Vega sale de casa, su madre le da la bendición, le dedica una oración y le enciende una veladora. Ella y su familia han aprendido a lidiar con el miedo, pero después de seis meses de pandemia no consiguen acostumbrarse a las citas que a diario, cara a cara, Adriana tiene con el coronavirus, ya que es parte de los 427 médicos visitadores del programa Salud en tu casa que se encargan de tomar muestras a personas sospechosas de tener la enfermedad Covid-19 en la Ciudad de México.
A sus citas llega vestida con overol, cofia, zapatones, dos cubrebocas, dos pares de guantes, gafas protectoras y careta, además de unas buenas cantidades de cloro y alcohol. Cuando se coloca el equipo de protección personal su trabajo parece más una misión, y de cierta manera lo es, porque al entrar a los domicilios de los potenciales portadores del virus corre el riesgo de contagiarse si algo no se hace bien, así sea el más mínimo detalle, como retirarse mal el overol o no desinfectar el equipo reutilizable después de cada toma.
De hecho, Adriana Vega García se sumó a las filas de las personas que superaron la enfermedad Covid-19. El 4 de junio pasado le entregaron su prueba con resultado positivo, pero desde antes presentó síntomas. El más claro fue la pérdida del gusto: masticó un ajo y al no notar el sabor supo que el virus estaba en su cuerpo.
Fueron cinco semanas de estar convaleciente, pero 10 días de sufrir los síntomas más agudos de la enfermedad. “Me contagié, estuve mal. Afortunadamente me recuperé, pero no me fue nada bien. Estuve cinco semanas, pero con la enfermedad aguda como 10 días, los síntomas que experimenté fueron fatiga extrema, pérdida del gusto, del olfato, tos, dolor de articulaciones, dolor de cabeza y bronquitis. Tuvo que haber sido en algún momento de la toma de las muestras, pero con exactitud desconozco dónde y cómo me contagié”, cuenta Adriana luego de realizar una toma de muestra a una señora con síntomas de Covid-19.
Las inmersiones de Adriana que tiene cuatro años de antigüedad en el programa Salud en tu casa, antes llamado Médico en tu casa toman apenas unos minutos. El Sol de México presenció la toma de muestra de una señora de 77 años en la colonia Moctezuma II Sección –cuyo nombre y domicilio se reserva–. Al entrar rocían de cloro el área donde colocan su equipo. Da unas breves indicaciones y posteriormen te introduce los hisopos en nariz y garganta. El ritual no dura más de cinco minutos. El miércoles pasado, día en que este diario acompañó a Adriana a la toma de muestras, realizó tres de estas inmersiones en domicilios con personas sospechosas de Covid, pero no siempre es así. “Hemos hecho 24 pruebas en un día. Lo que ocurre es que en un domicilio pueden ser cinco muestras, en otro cuatro, en otro tres, así hasta sumar 24 ". Cada que entran a un domicilio se colocan equipo nuevo, cada que salen, se desecha, por lo menos overol, cofia, guantes, un cubrebocas y zapatones. Por ello el material se raciona.
La toma de muestras de las que este diario fue testigo fueron diametralmente opuestas. Ambas en la colonia Moctezuma Segunda Sección. En la primera, la paciente, de 40 años, esperaba en la sala de su casa, viendo la televisión. Su esposo grabó cada paso de la toma de la muestra en su celular. En la segunda, la señora, de 77 años, se encontraba en cama con oxígeno suplementario.
En estos meses de pandemia se ha quedado plantada en algunas citas. La más reciente fue el martes pasado, recuerda, en la que debía tomar la muestra a un abogado que trabaja en los juzgados de la Ciudad de México, pero al llegar a su domicilio no lo encontró. Y comenta algo que resulta desconcertante: “Esto se ha dado con mucha frecuencia”. Es decir, personas sospechosas de tener el virus que no cumplen la cuarentena y salen de su casa, con el riesgo de contagiar a las personas con las que tengan contacto.
Adriana lo cuenta así: “Llegamos al domicilio, la muestra era para tres personas y un señor no estaba, se había ido a entregar unos documentos a los juzgados. Fue sorpresivo el saber que estaba en la calle, ya que no debería de salir para nada y definitivamente es una persona con muchas comorbiliades: obesidad, diabético, con dificultad para respirar por la misma obesidad (...) Ha ocurrido que nos enteramos después que el paciente falleció, que decidieron ellos mismos autotratarse con el oxígeno y con los remedios caseros y nos hemos enterado que han fallecido”.
La Ciudad de México sigue en semáforo naranja, pero las calles cada día tienen un aspecto más parecido al prepandemia, por ello Adriana, una mujer que a diario se enfrenta cara a cara con el virus, exhorta a la población a no arriesgarse “porque no sabemos cómo va a reaccionar nuestro cuerpo ante el virus, puede ser que tengan síntomas leves o que puedan terminar en un hospital y que ya no salgan de ahí”.
Reconoce que se acerca la temporada de influenza y esto complicará más el diagnóstico, ya que los síntomas son muy similares. Todo será tratado como Covid-19, hasta que se demuestre lo contrario, dice Adriana, antes de subirse a la camioneta que la llevará a otro domicilio.