Toto, el orangután de 29 años 11 meses de edad que habitaba en el Zoológico de Chapultepec, murió el pasado miércoles tras un par de días que pasó enfermo.
La Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) informó que el 6 de diciembre el equipo médico veterinario y los cuidadores de Toto observaron una disminución en su apetito, por lo que iniciaron un tratamiento médico para atender trastornos gastrointestinales que manifestó.
Al siguiente día, Toto volvió a presentar falta de apetito y dolor abdominal, por lo que se obtuvieron muestras biológicas para realizar pruebas diagnósticas de laboratorio y así poder monitorear su estado de salud.
Toto comenzó a consumir su alimento y se mantenía bajo observación permanente y con tratamiento médico, pero este miércoles lo notaron "sumamente deprimido, recostado en su tarima" y a pesar de los esfuerzos por reanimarlo, falleció.
El cuidado y bienestar del orangután provocó una discusión en abril pasado
Distintos colectivos de defensa animal exigieron a las autoridades su traslado a otro hábitat y atención pues circuló en redes sociales una foto en la que se veía en malas condiciones.
El espacio que habitaba fue remodelado recientemente. Sedema detalló que Toto tenía acceso a tres espacios diferentes: un albergue naturalístico, un jardín y una casa de día que prefería utilizar.
Luego, los diputados capitalinos le pidieron a la Sedema un informe de la salud de Toto, quien se quedó en el zoológico de Chapultepec.
La historia de Toto ha transcurrido siempre en cautiverio y ligado a la muerte de su hermano, Jambi, en 2015. Desde ese año el Proyecto Gran Simio planteó al entonces gobierno del Distrito Federal la posibilidad de trasladarlos a un santuario en Brasil, pero no pudo realizarse.
Ahora el gobierno local analiza las causas de la muerte. "Con el apoyo de diversos patólogos y especialistas, a lo largo del día se han estado obteniendo muestras biológicas para procesar en los laboratorios a fin de conocer a detalle la causa de su fallecimiento", explicó Sedema en un comunicado.
Tras su muerte, la Ciudad de México ya no tiene bajo cuidado ningún ejemplar de esta especie.
"Cuando Toto nació fue necesario criarlo artificialmente 'con biberón', ya que su madre no producía leche para alimentar a sus crías; por ello, durante sus primeros 7 años de vida estuvo en contacto directo con los humanos. Su aprendizaje, el reconocimiento de su entorno y experiencias dio como resultado lo que se conoce como una 'importación’ con el ser humano y no con su propia especie", añadió la dependencia local.
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Ahora, los cuidadores de Toto, los veterinarios y el personal del Zoológico de Chapultepec que convivieron con él durante casi 30 años, convocaron a los capitalinos a enviar a través de las redes sociales de la Sedema, mensajes y fotos para recordar y honrar a "uno de los más queridos habitantes del Zoológico de Chapultepec".
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