Una cuenta regresiva desde el diez al cero, con el puño en alto y en algunas con el pañuelo verde o morado, miles de mujeres salieron a dar el grito de las que ya no están, de las que fueron asesinadas por sus parejas, de las desaparecidas y violadas.
Hoy la plancha no fue del Zócalo, fue de mujeres que exigieron una vez más el alto a la violencia de género y a erradicar los feminicidios.
Se taparon los ojos para no ver el cielo a donde ya descansan muchas. Era solo una misma voz que gritaba: "El patriarcado es un juez, que nos juzga por nacer, y nuestro castigo es la violencia que ya ves".
Se cruzaban de brazos, después señalaban, nadie se tocaba, lo único permitido era gritar, gritar lo más fuerte frente a un Palacio Nacional, a unos pasos de la Suprema Corte y de fondo la Catedral Metropolitana, espacios todos ocupados por hombres.
"El Estado es un macho violador", el cántico provoca el éxtasis del performance inspirado en las protestas chilenas; miles de mujeres mexicanas bailaban con nostalgia, esta vez no hay fuego, ni cristales rotos, solo un atardecer y posteriormente el miedo de la noche.
El performance "Un violador en tu camino" duró apenas cinco minutos pero la protesta no es de ahora, ni de esta semana. El movimiento de #NiUnaMenos lleva años y seguirá hasta que casos como el reciente de Abril Pérez que fue violentada por su pareja, no queden impunes.
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