Han pasado 8 días del terremoto de 7.1 grados Richter que devastó a la Ciudad de México y la vida comienza a tomar su curso. Es un día como cualquiera en los congestionados vagones del Sistema de Transporte Colectivo Metro que diariamente transporta alrededor de cinco millones y medio de personas y que, por contingencia, brinda su servicio gratuitamente.
En medio del calor que se produce por el congestionamiento de los usuarios, los vagoneros ofrecen sus productos con normalidad, como si nada hubiese sucedido. A propósito de lo ocurrido, el ingenio mexicano no se hizo esperar y en los vagones del metro capitalino se puede obtener un "kit" de desastres.
Una lámpara de luz de alógeno y una pila recargable conforman lo que al grito: "para esa emergencia, para ese temblor", puede ser de utilidad en caso de un siniestro y que puede ser adquirido por 50 pesos.
En tanto, el metro capitalino a desplegado información sobre qué hacer en caso de un sismo durante el trayecto. Lo primero es mantener la calma y seguir las indicaciones del personal para salir por la ruta de evacuación más cercana.
Si en el momento del sismo hay un corte de luz y se dificulta ver, deberán mantenerse pegados a la pared o en su defecto si van dentro del tren mantener su posición. No usar cerillos ni encendedores, ya que puede resultar peligroso.
Se recomienda no forzar las puertas, ni activar las palancas de emergencia y esperar al personal autorizado con las instrucciones para caminar sobre las vías y poder llegar a la siguiente parada.
Esta es ahora la forma de llevar la vida en la Capital del país, después de un sismo que les cambió la vida a miles de familias y que nos ha demostrado una vez más que “más vale prevenir que lamentar”.