En la esquina de Ámsterdam y Laredo vivían familias en un edificio de ocho pisos que en instantes se derrumbó por el sismo del 19 de septiembre de 2017. Hoy el predio vacío es refugio de personas en situación de calle, aunque las lluvias han dañado su refugio.
La barrera de tapiales que mantenía cercado el predio en el que perdieron la vida Lorna, Elizabeth, Gabriela, Carmen, Sergio, Consuelo y María Ignacia ya no existe. La madera se cayó poco antes de marzo, cuando la pandemia por Covid-19 inició. Así el terreno quedó libre.
En las pocas barreras que aún quedan hay un escondite: una cobija guardada en una bolsa de plástico y una chamarra negra seca sobre ella. También hay bolsas de cascajo regadas, paquetes llenos de basura y envases de café que fueron arrojados.
Y los huecos que se formaron por debajo del predio están totalmente anegados por las recientes lluvias. Así se refugian por momentos las personas en situación de calle, cuentan los vecinos de Ámsterdam 107. “Tomaron algunas maderas e hicieron techos para pasar las noches. Vimos que con la lluvia, ya no se pudieron meter”, cuenta una de las empleadas de la pizzería que está enfrente.
Las huellas del sismo a tres años, son imborrables en otros edificios que colapsaron. Como el de Viaducto esquina Torreón, que tiene de vecino un edificio de departamentos nuevos, construido el año pasado, o Edimburgo 4 donde la lluvia también inundó el semisótano.