En la Ciudad de México, en todo lo que es el Cerro de La Estrella, hay pozos a diferentes profundidades. Se rasca uno nuevo cuando el pozo de arriba ya se contaminó, de suerte que hay pozos de más de 500 metros de profundidad, lo que quiere decir que cada vez el agua en los niveles superiores está agotada o contaminada, explica Antonio Benjamín Ordoñez Díaz, investigador del Tecnológico de Monterrey.
En el caso de la alcaldía Iztapalapa, diferentes compañías tienen los derechos para perforarlos y el agua ya la sacan con sedimentos férricos, lo que implica un mayor tratamiento para su purificación, que cada vez se descuida más.
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“En Iztapalapa y toda la Ciudad de México hemos detectado que la cloración, que es una fase importante de la potabilización del agua, desde noviembre de 2021 no se lleva a cabo. Y eso lo corroboramos con un pozo que está en Calzada de la Viga, entre Ermita y Río Churubusco”, puntualiza.
“Es información confidencial que no han adquirido el cloro para este proceso”, añade.
El especialista lamenta que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) no haga lo adecuado en la administración de estos pozos. “Hay un desperdicio muy grande de agua y no le dan el tratamiento como se debe a este líquido”.
La Zona Metropolitana del Valle de México, con más de 21 millones de habitantes, supone un reto en el acceso a los recursos hídricos, su sobreexplotación, abastecimiento y tratamiento.
La falta de lluvia, pero además una mala calidad y un acceso inequitativo, la construcción de infraestructura en áreas de recarga o conservación y una mala gestión por parte de las autoridades, provoca que la metrópoli dependa cada vez más de extraer agua de otras regiones.
De acuerdo con Raymundo Acevedo, líder en proyectos de regeneración ambiental, la mayor parte del agua que se usa en la Ciudad de México se extrae de pozos. Sin embargo, no toda es apta para consumo humano.
El agua del subsuelo ha presentado un incremento en su concentración de metales como arsénico, boro, fierro, manganeso y plomo, así como compuestos químicos, fármacos, antibióticos y otros contaminantes emergentes dañinos para las personas.
El problema de la extracción de agua desde pozos no es propio de la capital del país. En México, 60 por ciento del agua necesaria para satisfacer la demanda se extrae de pozos, muchas veces sin el suficiente cuidado para asegurar que se trate de agua limpia.
Incluso en lugares como Yucatán, aunque hay bastante agua para sacar, no está suficientemente tratada. No tienen drenaje. Las aguas residuales de la parte agrícola e industrial se inyectan a los cenotes, al subsuelo y contaminan todo el manto freático, añade Ordoñez.
“Encontramos metales pesados, hasta hormonas humanas y hormonas que se utilizan como alimento para animales y componentes agroquímicos”, refiere.
CDMX QUITA AGUA A MICHOACÁN Y EDOMEX
Alrededor de 40 por ciento del agua que llega a los hogares del Valle de México proviene del sistema Lerma-Cutzamala, cuya infraestructura inicia en Michoacán y luego pasa por el Estado de México para, finalmente, llegar a la capital. Cada segundo, esta red hidráulica bombea hacia el Valle de México 16 metros cúbicos de líquido, que equivalen a 16 tinacos de mil litros.
Pero además de costoso, pues cada año se invierten más de tres mil millones de pesos para su operación, el sistema “merma” entre 10 y 20 por ciento del agua del Estado de México y Michoacán que se requiere para la agricultura, de acuerdo con estimaciones de Conagua.
“La emergencia climática de hoy, nos hace ver que quitarle el agua a otras localidades y transportarla a altos costos monetarios, energéticos, y por lo tanto, contaminantes, son soluciones viejas e incompatibles con la realidad”, afirma Carlos Samayoa, coordinador de Ciudades Sustentables de Greenpeace México.
En la Ciudad de México, el agua es responsabilidad del gobierno local, a través del Sacmex, pero las empresas son las que acaparan el agua a nivel local, pues consumen millones de litros al mes y afectan el suministro para la ciudadanía.
De acuerdo con una solicitud de información, las empresas llegan a gastar en un mes 13 millones de litros de agua. La cifra supera por mucho al promedio de consumo de un usuario doméstico en la capital al mes, que se sitúa en 15 mil litros.
Entre las compañías que más consumen agua en la ciudad están las de entretenimiento, hoteles, hospitales privados, mineras y de comida.
La crisis del agua en la Ciudad de México tiene varias aristas, explica Acevedo. Una es que las fuentes de agua que existen están completamente contaminadas. Otro problema es el de los cuerpos de agua que ya desaparecieron como Río Churubusco o el canal de La Viga, y el de la sobreexplotación de los mantos freáticos.
Con información de Roxána González
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