En el Hospital Pediátrico de Coyoacán, perros adoptados, rescatados o donados al Centro de Actividades y Terapias Asistidas con Caninos (Cenatac) levantan el ánimo de niñas y niños.
Cada martes, el Cenatac, una organización civil dedicada al adiestramiento y preparación de canes, lleva hasta cinco perros a este hospital para bajar el estrés o apoyar en terapias de recuperación a decenas de menores.
A las 8:00 horas, Samantha, Pericles, Alana y Leia comienzan a recorrer los pasillos de las áreas de consulta externa, urgencias, cirugía, preescolares y lactantes, luego de una doble limpieza de sus patas y pelaje.
“Cuando llegan es un cambio de ánimo por completo. Los papás se sorprenden, y nos preguntan qué hacen los perritos. Les decimos que es parte del tratamiento que damos en el hospital. El personal médico sale a los pasillos a saludarlos y los niños comienzan a llamarlos”, relató María del Carmen Jaimes, directora de la unidad médica.
En este hospital, adscrito al IMSS-Bienestar, atienden al día a poco más de 40 pacientes de la capital, el Estado de México, Guerrero, Oaxaca, y otros estados cercanos.
Uno de ellos es Raziel, de 13 años, quien ayer sería operado tras romperse el brazo al caer de una moto cerca de su casa en Texcoco, Estado de México. Antes de entrar al quirófano, el adolescente solicitó el apoyo de Samantha.
“Llevo una semana aquí, es la segunda vez que los veo. Siento bonito porque se parecen a mi perro Rocky, que también es grande como Samantha (una golden retriever), y aquí se suben a la cama, y nadie nos dice nada. Su pelo es suave y le gustan las caricias”, contó.
Esta es la segunda vez que Raziel es intervenido quirúrgicamente, ya que hace unos años atrás se fracturó la clavícula en una caída, pero cuando lo internaron, recordó, nunca vió a un perro dentro del hospital.
Cada perro trabaja de dos a cuatro días a la semana, tiene descansos y después de las 13:00 horas regresa a su hogar para gozar de una vida normal
Según Vanessa Pallares, directora y técnica manejadora del Cenacat, este hospital, junto al pediátrico de San Juan de Aragón, son las únicas unidades de la metrópoli que cuentan con este apoyo.
Pallares detalló que su equipo está conformado por 16 perros en activo y cuatro cachorros que están en entrenamiento. Hay canes de todos los tamaños y razas como golden retriever, chihuahuas, french poodle, pero también mestizos, pues sus habilidades no dependen de su apariencia, sino de tener un carácter dócil, alegre, tolerante a las multitudes y juguetón.
“Tenemos de todo. En México no hay ninguna restricción de razas, realmente trabajamos todo tipo de perros. La terapia con perros complementa, en donde un perro se vuelve facilitador, pueden participar en procesos educativos y de terapia. Al final del día puede ayudar en todo, es un ayudante del especialista”, explicó el Cenacat.
Alana, una poodle, es un ejemplo de esta labor, pues hace cinco años fue rescatada del abandono en una estética de la Ciudad de México, luego de que el dueño del establecimiento planeaba mudarse, pero no quería llevársela. Una allegada de la organización dio aviso y la rescataron; se percataron que su carácter dócil y alegre era idóneo para el trabajo, por lo que ya lleva cinco años animando a niñas y niños.
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Cada perro en servicio trabaja de dos a cuatro días a la semana, tiene descansos para comer, hacer sus necesidades y después de las 13:00 horas regresa a su hogar con sus manejadores, para descansar y tener una vida normal.
En estos dos años de servicio, han realizado 36 mil 884 atenciones gratuitas que van desde un saludo hasta caricias y abrazos, 20 por ciento han sido atenciones en el área de operaciones y rehabilitación, las cuales necesitan desde 10 a 40 minutos trabajando con niños y niñas en recuperación.
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