El acoso sexual hacia las mujeres de la Ciudad de México en el transporte público se ha convertido en un problema tanto para aquellas que lo padecen como para las autoridades capitalinas que han implementado una serie de medidas y leyes que castigan a los hostigadores. Sin embargo, hay personas que se dedican a obtener dinero de hombres con el argumento de haber sido “víctimas de estos agresores”.
De acuerdo con datos del Banco Mundial, 65% de las mujeres que utilizan el transporte público de la capital del país han sufrido algún tipo de acoso sexual.
En el Artículo 178 del Código Penal de la Ciudad de México se establece el acoso sexual como delito y, si es denunciado, el agresor merece una pena de uno a seis años de prisión o multas que pueden ir de cuatro a 10 mil pesos.
La diputada de Movimiento Ciudadano, Claudia Corichi García, propuso establecer penas mayores a quienes cometan delitos de abuso sexual y hostigamiento a bordo del transporte público.
Expuso que en los vagones del Metro existe una gran cantidad de reportes de agresiones sexuales. Según el informe a 100 días de la estrategia “30-100 contra la violencia hacia las mujeres y niñas”, los ataques se presentan con mayor regularidad en horas pico, es decir, de 06:00 a 10:00 horas y de 14:00 a 16:00 horas.
CASO DE AGRESIÓN
María relató a El Sol de México que es muy bueno que las autoridades hayan destinado lugares especiales para las mujeres en el transporte público, ya sea en el Metrobús o en el Metro, debido a que antes de esta medida era más frecuente que ahora el acoso sexual. Comentó que una tarde cuando regresaba de la escuela un joven la tocó en el transbordo del Metro Hidalgo (de la Línea 3 a la 2) y enojada volteó a reclamar, dentro de su molestia le dio una cachetada a su agresor, pero cuál fue su sorpresa que éste regresó el golpe.
No supo qué hacer, el hombre se burló, y ella, aturdida, lo dejó ir sin denunciarlo ante algún policía.
EL OTRO LADO DE LA MONEDA
Pero del otro lado de la moneda está el caso de Jaime, un hombre de 55 años que fue denunciado por una joven de 30, quien lo acusó ante policías de la estación Balderas (línea 1 del Metro) de haberle manoseado los senos durante cerca de cinco minutos.
Estuvo cerca de ocho horas en el Ministerio Público, en ese lapso llamó a su esposa para que lo ayudara a salir de ahí. Comentó que nunca tocó a la joven y que el vagón donde ambos estaban se encontraba casi lleno y al momento de bajar la mujer lo acusó con un policía. Era su palabra contra la de ella. Ya ante el agente ministerial después de negociaciones pagó a su supuesta “víctima” cinco mil pesos para que le dieran el perdón y no fuera a la cárcel.