/ martes 2 de abril de 2019

Proponen borrar de la CDMX a Hernán Cortés y Cristóbal Colón

La diputada del PVEM, Teresa Ramos, hizo esta propuesta tras la polémica que desató amlo al solicitar un perdón por los agravios cometidos durante la Conquista

La polémica que desató el presidente Andrés Manuel López Obrador luego de que pidió al gobierno de España que emitiera una disculpa pública por los agravios cometidos durante la Conquista llegó hasta el Congreso de la Ciudad de México.

En la sesión de este martes la diputada del PVEM, Teresa Ramos, propuso que sean retirados todos los monumentos, placas e incluso que se cambie el nombre de las calles que hacen referencia a Hernán Cortés y Cristóbal Colón.

Al presentar su punto de acuerdo, la legisladora atribuyó a Cristóbal Colón, descubridor de América, actos de abuso de poder como ordenar mutilar o asesinar a los indígenas que habitaban en las tierras a las que llegó.

Foto: Manuel Cosme

Por otro lado a Hernán Cortés le atribuyó asesinatos, guerras y destrucción de las tierras colonizadas. “Por cientos de años se le ha reconocido como el artífice de la civilización en América, el problema es que todo ello lo hizo con la espada, la conspiración y la mentira”, dijo la legisladora del Verde.

“En la toma de Tenochtitlán los mexicanos muertos por españoles se calcula que sumaron 100 mil, incluyendo niñas y niños, mujeres y ancianos, por solamente 50 conquistadores caídos".

Derivado de todo esto es que hoy les pregunto: ¿De verdad queremos los mexicanos honrar y recordar a este tipo de personajes? Yo creo que no”, conminó Ramos Arriola a los diputados del Congreso.

Por ello planteó: “lejos de pasiones y en un hecho de estricta justicia histórica se debe realizar el retiro de cualquier monumento y llevar a cabo el cambio de nombre de todas las calles, avenidas o similar que lleve por nombre el de Cristóbal Colón y el de Hernán Cortés”.

Foto: Manuel Cosme

Y se justificó: “de ninguna manera se trata de una ocurrencia, decisiones similares ya se han tomado en esta ciudad, basta recordar la que tomó en el mes de octubre del año pasado el entonces Jefe de Gobierno José Ramón Amieva en el marco de la conmemoración de los 50 años de la matanza de Tlatelolco”.

La legisladora se refirió a la decisión del entonces mandatario capitalino de retirar las placas correspondientes a la inauguración del Sistema Colectivo del Transporte, así como la ubicada en la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca, en las que aparecía el nombre del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, responsable por la matanza de estudiantes en 1968.

Sin permiso del rey español, Cortés invadió México

Una simple placa de color rojo, con su nombre, Hernán Cortés, año de nacimiento y muerte, indica dónde están partes del cuerpo del aventurero afortunado que conquistó México, sin permiso del rey de España.

A pesar de todo el odio que aún despierta su recuerdo entre los mexicanos, sus restos están en la iglesia de Jesús Nazareno, una calle de la Alcaldía de Tláhuac lleva su nombre, y un busto del extremeño está en el Hospital de Jesús.

En España sus últimos días fueron amargos, pues no prosperaron sus reclamos para que le fueran devueltas sus riquezas y se le reconociera la gloria de haber conquistado México.

Quizá, así el rey Carlos V intento castigó a quien, sin permiso de sus antecesores, se atrevió a llevar a cabo esa proeza.

Foto: Federico Xolocotzi

Y es que el historiador, escritor y militar, don Vicente Riva Palacio, en su obra México a través de los siglos, señaló que la conquista de México se hizo sin autorización ni auxilio del rey.

En el capítulo XI del tomo 2 de dicha obra, explicó que todos los descubridores, conquistadores y pacificadores de las Indias, desde Cristóbal Colón, emprendían sus expediciones provistos de un título dado por el rey y que se denominaba capitulación.

Agregó que eran unas especies de contratos celebrados entre el gobierno español y el particular que acometía la empresa de explorar y conquistar nuevas tierras en América.

Se especificaban las condiciones de la concesión; compromisos que contraía el que la había obtenido; las autorizaciones que se le daban; y el premio prometido, si las cláusulas del contrato se cumplían fielmente por el particular.

Asimismo, se estipulaba la parte de las riquezas que le tocaban al rey y la que le correspondía al adelantado o capitán de la empresa y sus acompañantes.

Por ejemplo, las capitulaciones de Cristóbal Colón tienen fecha del 17 de abril de 1492.

Foto: Federico Xolocotzi

Esta regulación quedó plasmada en una Cédula Real expedida en Granada, el 3 de septiembre de 1501, pero Hernán Cortés al llegar a tierras mexicanas no había celebrado esa capitulación y el viaje lo hizo por orden del gobernador de Cuba, Diego de Velázquez, quien tampoco estaba autorizado para hacer esos descubrimientos y mucho menos conquistar.

Cortés zarpó de la isla el 23 de octubre de 1518, es más historiadores, como Lazlo Passuth, aseguran que prácticamente se fue a la brava.

Rica Palacio opinó que “la conquista de México fue obra exclusiva de un aventurero afortunado a quien el espíritu de vasallaje o el temor al poder de España obligó a reconocer al emperador y a entregar como una parte de la monarquía lo que él había adquirido infringiendo y olvidando todas las leyes de los monarcas españoles”.

La polémica que desató el presidente Andrés Manuel López Obrador luego de que pidió al gobierno de España que emitiera una disculpa pública por los agravios cometidos durante la Conquista llegó hasta el Congreso de la Ciudad de México.

En la sesión de este martes la diputada del PVEM, Teresa Ramos, propuso que sean retirados todos los monumentos, placas e incluso que se cambie el nombre de las calles que hacen referencia a Hernán Cortés y Cristóbal Colón.

Al presentar su punto de acuerdo, la legisladora atribuyó a Cristóbal Colón, descubridor de América, actos de abuso de poder como ordenar mutilar o asesinar a los indígenas que habitaban en las tierras a las que llegó.

Foto: Manuel Cosme

Por otro lado a Hernán Cortés le atribuyó asesinatos, guerras y destrucción de las tierras colonizadas. “Por cientos de años se le ha reconocido como el artífice de la civilización en América, el problema es que todo ello lo hizo con la espada, la conspiración y la mentira”, dijo la legisladora del Verde.

“En la toma de Tenochtitlán los mexicanos muertos por españoles se calcula que sumaron 100 mil, incluyendo niñas y niños, mujeres y ancianos, por solamente 50 conquistadores caídos".

Derivado de todo esto es que hoy les pregunto: ¿De verdad queremos los mexicanos honrar y recordar a este tipo de personajes? Yo creo que no”, conminó Ramos Arriola a los diputados del Congreso.

Por ello planteó: “lejos de pasiones y en un hecho de estricta justicia histórica se debe realizar el retiro de cualquier monumento y llevar a cabo el cambio de nombre de todas las calles, avenidas o similar que lleve por nombre el de Cristóbal Colón y el de Hernán Cortés”.

Foto: Manuel Cosme

Y se justificó: “de ninguna manera se trata de una ocurrencia, decisiones similares ya se han tomado en esta ciudad, basta recordar la que tomó en el mes de octubre del año pasado el entonces Jefe de Gobierno José Ramón Amieva en el marco de la conmemoración de los 50 años de la matanza de Tlatelolco”.

La legisladora se refirió a la decisión del entonces mandatario capitalino de retirar las placas correspondientes a la inauguración del Sistema Colectivo del Transporte, así como la ubicada en la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca, en las que aparecía el nombre del ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, responsable por la matanza de estudiantes en 1968.

Sin permiso del rey español, Cortés invadió México

Una simple placa de color rojo, con su nombre, Hernán Cortés, año de nacimiento y muerte, indica dónde están partes del cuerpo del aventurero afortunado que conquistó México, sin permiso del rey de España.

A pesar de todo el odio que aún despierta su recuerdo entre los mexicanos, sus restos están en la iglesia de Jesús Nazareno, una calle de la Alcaldía de Tláhuac lleva su nombre, y un busto del extremeño está en el Hospital de Jesús.

En España sus últimos días fueron amargos, pues no prosperaron sus reclamos para que le fueran devueltas sus riquezas y se le reconociera la gloria de haber conquistado México.

Quizá, así el rey Carlos V intento castigó a quien, sin permiso de sus antecesores, se atrevió a llevar a cabo esa proeza.

Foto: Federico Xolocotzi

Y es que el historiador, escritor y militar, don Vicente Riva Palacio, en su obra México a través de los siglos, señaló que la conquista de México se hizo sin autorización ni auxilio del rey.

En el capítulo XI del tomo 2 de dicha obra, explicó que todos los descubridores, conquistadores y pacificadores de las Indias, desde Cristóbal Colón, emprendían sus expediciones provistos de un título dado por el rey y que se denominaba capitulación.

Agregó que eran unas especies de contratos celebrados entre el gobierno español y el particular que acometía la empresa de explorar y conquistar nuevas tierras en América.

Se especificaban las condiciones de la concesión; compromisos que contraía el que la había obtenido; las autorizaciones que se le daban; y el premio prometido, si las cláusulas del contrato se cumplían fielmente por el particular.

Asimismo, se estipulaba la parte de las riquezas que le tocaban al rey y la que le correspondía al adelantado o capitán de la empresa y sus acompañantes.

Por ejemplo, las capitulaciones de Cristóbal Colón tienen fecha del 17 de abril de 1492.

Foto: Federico Xolocotzi

Esta regulación quedó plasmada en una Cédula Real expedida en Granada, el 3 de septiembre de 1501, pero Hernán Cortés al llegar a tierras mexicanas no había celebrado esa capitulación y el viaje lo hizo por orden del gobernador de Cuba, Diego de Velázquez, quien tampoco estaba autorizado para hacer esos descubrimientos y mucho menos conquistar.

Cortés zarpó de la isla el 23 de octubre de 1518, es más historiadores, como Lazlo Passuth, aseguran que prácticamente se fue a la brava.

Rica Palacio opinó que “la conquista de México fue obra exclusiva de un aventurero afortunado a quien el espíritu de vasallaje o el temor al poder de España obligó a reconocer al emperador y a entregar como una parte de la monarquía lo que él había adquirido infringiendo y olvidando todas las leyes de los monarcas españoles”.

Finanzas

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