Desde hace 48 años, con el primer recorrido de la Línea 1, el Metro ha sido fundamental en la composición urbana y social de la Ciudad de México. Transporta a más de 5 millones de personas por día y ha sido lugar de grandes historias, pero también de oscuros momentos.
Los suicidios en el Metro son una constante en nuestros días a pesar de las campañas llevadas a cabo por las autoridades; el número de éstos llegó a 23 en septiembre de este año.
Un tren del Metro pesa aproximadamente 200 toneladas (casi el peso de 27 elefantes africanos juntos) y la velocidad a la que llega a la estación es de 80 kilómetros por hora, por lo que sobrevivir a un intento de suicidio en el Metro es casi imposible.
No obstante, si el individuo no fallece, tendrá que pagar una multa de más de 250 mil pesos.
El Código Penal de la Ciudad de México establece que a quien "dañe, altere, interrumpa, obstaculice o destruya alguna vía o medio local de comunicación, de transporte público o de transmisión de energía" la multa será de 4 años de prisión y el monto de 337 mil 450 pesos.
También la ley establece que "si el medio de transporte a que se refiere este artículo estuviere ocupado por una o más personas, las penas de aumentarán en una mitad".
Por lo tanto, también se sumarán los gastos por atención médica posterior al incidente en los hospitales y los golpes sufridos en todo el cuerpo, por interrumpir el servicio de un medio de transporte público y causar afectaciones en la línea.
La doctora Jetzamín Gutiérrez, gerente de Salud y Bienestar Social del Metro, comentó que la investigación del incidente corresponde a la Procuraduría General de Justicia local y la decisión final a un juez cívico; el Metro solo recibe y envía a los usuarios que necesitan ayuda psicológica con la autoridad correspondiente.