/ martes 21 de noviembre de 2017

¿Qué tan difícil es que alguien porte un arma en el Metro?

Los 39 binomios conformados por arcos detectores de metal y máquinas de rayos X adquiridos por el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) para reforzar la seguridad de los usuarios, operan a medias debido a averías, falta de mantenimiento y la relajación de los protocolos de revisión de mochilas y bolsas.

 Aunque el organismo adquirió 39 equipos completos entre 2010 y 2013, hoy solo quedan en la red 35 arcos y 37 dispositivos de rayos X, indicó este organismo en respuesta a una solicitud de transparencia.

 Y no todos los aparatos disponibles se encuentran en óptimas condiciones. Hay 13 equipos de rayos X que presentan fallas o averías así como dos arcos detectores descompuestos. Y aunque el resto debiera funcionar, este medio comprobó en un recorrido hecho por diferentes estaciones que varios se encuentran completamente en desuso.

En Bellas Artes, el arco detector prácticamente está solo / Foto: Mauricio Huizar

 

 Mientras esto sucede, los robos con arma de fuego al interior de los trenes son cada vez más frecuentes, especialmente en la línea B del Metro. Solo ayer, alrededor de las 07:00 horas, un convoy que partió de la terminal de Ciudad Azteca con dirección hacia Buenavista fue asaltado por tres sujetos armados en la estación Nezahualcóyotl.

 Los delincuentes simularon ser pasajeros y una vez que el tren se puso en marcha, comenzaron a despojar de carteras y celulares a los pasajeros. Dos estaciones después, en Bosque de Aragón, los criminales bajaron y escaparon. Los afectados aseguraron que no fue posible denunciar el hecho, ya que no se encontraba ningún policía en los torniquetes.

 Con éste suman cuatro los asaltos en los últimos seis meses que son denunciados  por los usuarios de la línea B del Metro. El 5 de septiembre, un grupo de delincuentes a bordo uno de los vagones exclusivos para mujeres robaron a las pasajeras cuando el convoy estaba en marcha entre las estaciones Tepito y Garibaldi. El 21 de julio, hombres armados que simularon ser pasajeros ingresaron y robaron a los usuarios entre las estaciones San Lázaro y Flores Magón. Y el 27 de mayo, otros sujetos robaron a los pasajeros entre las estaciones Olímpica y Plaza Aragón.

Tecnología sin mantenimiento

 Los equipos, adquiridos durante la administración de Marcelo Ebrard después de una balacera desatada en la estación Balderas de la línea 3 en la que murieron dos personas, sirven para detectar a personas que ingresan a la red de transporte llevando consigo objetos metálicos que pudieran servir para agredir a los usuarios, entre ellos, armas blancas y de fuego.

 Recién se adquirieron, estos eran manejados por los cuerpos de seguridad del Metro que aleatoriamente revisaban a los usuarios que ingresaban a las estaciones donde habían sido colocados. Sin embargo, a siete años de su puesta en operación, la mayoría se encuentra en franco abandono.

 El propio organismo reconoció a principios de año el desuso de los equipos por falta de recursos en un diagnóstico entregado a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

 “Por falta de recursos, 28 de estos equipos carecen de mantenimiento desde el año 2013, y los últimos nueve, de más reciente adquisición, desde el año 2014, esto debido a los recortes presupuestales, por lo que no se asignaron recursos para el mantenimiento preventivo y correctivo a estos equipos, razón por la cual varios de ellos presentan fallas y averías manteniéndolos fuera de servicio, condición que se agrava con el paso del tiempo”, señala el informe del STC.

 

Recursos insuficientes

 Tras la balacera registrada en la estación Balderas, el STC Metro adquirió 30 equipos de la empresa Athena GS3 de México, S. de R.L. de C.V. a un precio unitario de 589 mil 276 pesos. Tres años después, compró nueve más a Corporativo DESCI, S.A. de C.V. a un precio de 996 mil 440 cada uno. En total, el organismo erogó más de 26.6 millones de pesos para adquirir 39 arcos detectores de metal con sus respectivos equipos de rayos X que hoy, o no se encuentran en las instalaciones del Metro, o no sirven o de plano solo son meras figuras decorativas.

 

 Y aun si todos sirvieran, serían insuficientes para monitorear a los más de 4.5 millones de pasajeros que todos los días se desplazan por alguna de las 12 líneas con que cuenta la red.

 De hecho, el proyecto original para reforzar la seguridad en las instalaciones del Metro contemplaba la compra de 350 equipos para cubrir las 195 estaciones del sistema de transporte. Al final sólo se adquirió una décima parte que se distribuyó en apenas 29 estaciones.

También fallan cámaras

 Los arcos detectores de metales no son los únicos que presentan fallas. De las cuatro mil cámaras de videovigilancia que existen para monitorear las instalaciones del Metro, funcionan únicamente dos mil 545. Las restantes presentan alguna avería, informó la dependencia en respuesta a otra solicitud de información.

 El llamado “Big Brother” del Metro en realidad es un ente tuerto debido a la falta de recursos para su funcionamiento óptimo. Mientras que en el año 2013, el organismo erogó 22 millones de pesos en servicios de mantenimiento preventivo y correctivo a la Red de Comunicaciones y Servicios [conocida comúnmente como sistema de videovigilancia], en 2014 el monto bajó a 9.9 millones. Y aunque en 2015 volvió a subir a 14.8 millones, al año siguiente el organismo no contempló presupuesto alguno para este fin.

El diagnóstico entregado por el Metro a la CDHDF también da cuenta del deterioro físico de las cámaras de seguridad.

 “A partir del mes de enero de 2015, disco Sistema [de videovigilancia] no ha recibido mantenimiento preventivo y correctivo, ni recursos para continuar su operatividad; aunque el mayor problema que enfrenta el CCTV radica en que mucha de la infraestructura instalada, aunque funcional, está por cumplir su tiempo de vida útil, presentando un desgaste que  genera fallas, las cuales son cada vez más difíciles de atender por ser equipos fuera de línea de producción, por lo cual no se cuenta con el soporte técnico y refacciones adecuadas incrementando el riesgo de averías”, revela el informe de principios de año.

 Apenas este año, el STC volvió a invertir casi 4 millones de pesos para la reparación de módulos y switches así como otro medio millón en servicios de mantenimiento al Videowall de la Red de Comunicaciones  y Servicios.

Los 39 binomios conformados por arcos detectores de metal y máquinas de rayos X adquiridos por el Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC) para reforzar la seguridad de los usuarios, operan a medias debido a averías, falta de mantenimiento y la relajación de los protocolos de revisión de mochilas y bolsas.

 Aunque el organismo adquirió 39 equipos completos entre 2010 y 2013, hoy solo quedan en la red 35 arcos y 37 dispositivos de rayos X, indicó este organismo en respuesta a una solicitud de transparencia.

 Y no todos los aparatos disponibles se encuentran en óptimas condiciones. Hay 13 equipos de rayos X que presentan fallas o averías así como dos arcos detectores descompuestos. Y aunque el resto debiera funcionar, este medio comprobó en un recorrido hecho por diferentes estaciones que varios se encuentran completamente en desuso.

En Bellas Artes, el arco detector prácticamente está solo / Foto: Mauricio Huizar

 

 Mientras esto sucede, los robos con arma de fuego al interior de los trenes son cada vez más frecuentes, especialmente en la línea B del Metro. Solo ayer, alrededor de las 07:00 horas, un convoy que partió de la terminal de Ciudad Azteca con dirección hacia Buenavista fue asaltado por tres sujetos armados en la estación Nezahualcóyotl.

 Los delincuentes simularon ser pasajeros y una vez que el tren se puso en marcha, comenzaron a despojar de carteras y celulares a los pasajeros. Dos estaciones después, en Bosque de Aragón, los criminales bajaron y escaparon. Los afectados aseguraron que no fue posible denunciar el hecho, ya que no se encontraba ningún policía en los torniquetes.

 Con éste suman cuatro los asaltos en los últimos seis meses que son denunciados  por los usuarios de la línea B del Metro. El 5 de septiembre, un grupo de delincuentes a bordo uno de los vagones exclusivos para mujeres robaron a las pasajeras cuando el convoy estaba en marcha entre las estaciones Tepito y Garibaldi. El 21 de julio, hombres armados que simularon ser pasajeros ingresaron y robaron a los usuarios entre las estaciones San Lázaro y Flores Magón. Y el 27 de mayo, otros sujetos robaron a los pasajeros entre las estaciones Olímpica y Plaza Aragón.

Tecnología sin mantenimiento

 Los equipos, adquiridos durante la administración de Marcelo Ebrard después de una balacera desatada en la estación Balderas de la línea 3 en la que murieron dos personas, sirven para detectar a personas que ingresan a la red de transporte llevando consigo objetos metálicos que pudieran servir para agredir a los usuarios, entre ellos, armas blancas y de fuego.

 Recién se adquirieron, estos eran manejados por los cuerpos de seguridad del Metro que aleatoriamente revisaban a los usuarios que ingresaban a las estaciones donde habían sido colocados. Sin embargo, a siete años de su puesta en operación, la mayoría se encuentra en franco abandono.

 El propio organismo reconoció a principios de año el desuso de los equipos por falta de recursos en un diagnóstico entregado a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

 “Por falta de recursos, 28 de estos equipos carecen de mantenimiento desde el año 2013, y los últimos nueve, de más reciente adquisición, desde el año 2014, esto debido a los recortes presupuestales, por lo que no se asignaron recursos para el mantenimiento preventivo y correctivo a estos equipos, razón por la cual varios de ellos presentan fallas y averías manteniéndolos fuera de servicio, condición que se agrava con el paso del tiempo”, señala el informe del STC.

 

Recursos insuficientes

 Tras la balacera registrada en la estación Balderas, el STC Metro adquirió 30 equipos de la empresa Athena GS3 de México, S. de R.L. de C.V. a un precio unitario de 589 mil 276 pesos. Tres años después, compró nueve más a Corporativo DESCI, S.A. de C.V. a un precio de 996 mil 440 cada uno. En total, el organismo erogó más de 26.6 millones de pesos para adquirir 39 arcos detectores de metal con sus respectivos equipos de rayos X que hoy, o no se encuentran en las instalaciones del Metro, o no sirven o de plano solo son meras figuras decorativas.

 

 Y aun si todos sirvieran, serían insuficientes para monitorear a los más de 4.5 millones de pasajeros que todos los días se desplazan por alguna de las 12 líneas con que cuenta la red.

 De hecho, el proyecto original para reforzar la seguridad en las instalaciones del Metro contemplaba la compra de 350 equipos para cubrir las 195 estaciones del sistema de transporte. Al final sólo se adquirió una décima parte que se distribuyó en apenas 29 estaciones.

También fallan cámaras

 Los arcos detectores de metales no son los únicos que presentan fallas. De las cuatro mil cámaras de videovigilancia que existen para monitorear las instalaciones del Metro, funcionan únicamente dos mil 545. Las restantes presentan alguna avería, informó la dependencia en respuesta a otra solicitud de información.

 El llamado “Big Brother” del Metro en realidad es un ente tuerto debido a la falta de recursos para su funcionamiento óptimo. Mientras que en el año 2013, el organismo erogó 22 millones de pesos en servicios de mantenimiento preventivo y correctivo a la Red de Comunicaciones y Servicios [conocida comúnmente como sistema de videovigilancia], en 2014 el monto bajó a 9.9 millones. Y aunque en 2015 volvió a subir a 14.8 millones, al año siguiente el organismo no contempló presupuesto alguno para este fin.

El diagnóstico entregado por el Metro a la CDHDF también da cuenta del deterioro físico de las cámaras de seguridad.

 “A partir del mes de enero de 2015, disco Sistema [de videovigilancia] no ha recibido mantenimiento preventivo y correctivo, ni recursos para continuar su operatividad; aunque el mayor problema que enfrenta el CCTV radica en que mucha de la infraestructura instalada, aunque funcional, está por cumplir su tiempo de vida útil, presentando un desgaste que  genera fallas, las cuales son cada vez más difíciles de atender por ser equipos fuera de línea de producción, por lo cual no se cuenta con el soporte técnico y refacciones adecuadas incrementando el riesgo de averías”, revela el informe de principios de año.

 Apenas este año, el STC volvió a invertir casi 4 millones de pesos para la reparación de módulos y switches así como otro medio millón en servicios de mantenimiento al Videowall de la Red de Comunicaciones  y Servicios.