Raymundo Collins, exjefe de la policía capitalina, rompió el silencio y se dijo víctima de una venganza política y una persecución brutal en su contra por parte de la jefa de Gobierno local, Claudia Sheinbaum.
En una entrevista para un noticiario de radio rechazó ser utilizado como chivo expiatorio y distractor de los problemas de seguridad y del Covid-19 que enfrenta la ciudad y afirmó que las diferencias entre la mandataria y él surgieron a raíz de que no accedió a hacer una cosa indebida, que le pidió cuando él era titular del Instituto de la Vivienda (Invi) de la Ciudad de México.
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Precisó que desde marzo del año pasado ya pesaba una orden de aprehensión en su contra, la cual prescribió y en cuanto a la segunda, que debió seguir el mismo curso legal, por circunstancias legaloides y con un juez a modo durante una audiencia la dejaron vigente, cuando cualquier juez o persona que tenga conocimientos de derecho puede afirmar que es inválida.
Aclaró que en su momento dio a conocer el domicilio en el cual podía ser citado a declarar y de eso tiene los acuses de recibo, pero el 21 de marzo sacaron la nueva orden de aprehensión en su contra con el argumento de que no sabían dónde localizarlo.
El exsecretario de Seguridad Pública denunció que le han inventado propiedades y que, cuando catearon su casa personal se llevaron la computadora de su hijo, de 12 años, quien se encontraba en el inmueble.
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Arremetió contra Claudia Sheinbaum, que, aseguró, aspira a la Presidencia de la República, pero abusa del poder y lo quiere ver tras las rejas, cuando en su desempeñó público no ha tenido ningún problema legal.
“En estos momentos, también la responsabilizó de mi seguridad personal y de mi familia a Claudia Sheinbaum y a Omar García Harfuch, porque me retiraron indebidamente un derecho por haber ocupado el puesto que actualmente tiene Omar García Harfuch”, alegó el entrevistado.
Y es que, explicó, que cuando aceptó la jefatura de la policía capitalina le pidió a José Ramón Amieva, entonces jefe de Gobierno local, protección para él y su familia, porque estaba a escasos cinco meses de que terminara la administración.
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Mencionó que había un decreto que autorizaba eso, siempre y cuando el solicitante hubiera estado al menos seis meses en el cargo, lo cual fue modificado para que él pudiera tener resguardo.
Sin embargo, por una orden superior ahora le retiraron el derecho que tenía de ser protegido junto con su familia, es más, expuso, hasta la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) le negó el permiso de portar armas con el argumento de que ya no lo necesitaba.
Finalmente, consideró que lo que provocó que Sheinbaum Pardo se enojara fue porque cuando era delegada de Tlalpan y él estaba al frente del Invi, ella “llegó a pedirme una cosa indebida, era una cuestión de una construcción que estaba en curso y que aparentemente estaba atrás un enemigo político”, a lo que se negó, dijo.