Conocer la ubicación de cada una de las tomas clandestinas de hidrocarburo –de las que Petróleos Mexicanos (Pemex) ubica 230 en la Ciudad de México en los últimos 10 años- es una tarea, si no imposible, sí complicada, pues la paraestatal decidió reservar por cinco años esta información.
El Sol de México requirió a Pemex, a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, precisar la ubicación exacta de cada toma y la identificación del ducto donde se localizó, pero el Comité de Transparencia de la paraestatal resolvió reservar la información por cinco años a partir del 18 de septiembre pasado.
La explicación fue que esta información “obra en una base de datos interna y únicamente es para manejo interno, por lo cual es de uso restringido, ya que guarda relación con las estrategias implementadas para combatir el robo de hidrocarburos en la modalidad de toma clandestina”.
Revelar esta base de datos, se agrega, representa una amenaza para la seguridad nacional, ya que el huachicoleo “en los últimos años se ha convertido en una de las principales fuentes de ingreso de las organizaciones criminales” y que ha generado pérdidas económicas para Pemex.
Por la Ciudad de México atraviesan tres ductos que llegan a tres terminales de almacenamiento y distribución de hidrocarburos de Pemex; una está en la alcaldía Miguel Hidalgo, la otra en Iztacalco y la tercera en Álvaro Obregón, por lo que son las demarcaciones que más concentran este delito, así como otras de paso.
De acuerdo con información de Pemex obtenida vía transparencia, entre enero y agosto de este año, por ejemplo, se han registrado 14 tomas clandestinas. De éstas, ocho se ubicaron en la alcaldía Azcapotzalco, dos tanto en Gustavo A. Madero como en Iztacalco, una en Tlalpan y otra en Miguel Hidalgo.
En la última década, Tlalpan ha concentrado el reporte de estas tomas ilegales. Este diario informó en febrero pasado que, dadas las características de la zona y la cantidad de ramales que hay, en la alcaldía se ordenó un operativo especial.
Una de las más recientes fue la detectada afuera de la terminal de Añil en la alcaldía Iztacalco. Tal fue la magnitud de la toma que al momento de ser encontrada hubo el derrame de 200 mil litros, lo que obligó a confinar la red de agua y drenaje para evitar contaminación.
BAJO RESGUARDO
En un recorrido por el sitio, este diario ubicó que se mantiene el cerco de seguridad, aunque la toma se tiene totalmente controlada, todavía continúan las labores de mitigación por parte de Pemex, Protección Civil, Sacmex y la alcaldía Iztacalco.
En su momento, El Sol de México registró que la toma clandestina conectaba con un domicilio en Añil 364 –el cual se mantiene en custodia- y en donde se vendía el combustible por pedido telefónico.
Otro caso ocurrió en julio de 2018 al interior del Panteón Santa Lucía, en Azcapotzalco, a 1.5 kilómetros de la terminal 18 de marzo. Ahí se encontró un túnel que conectaba con un ducto de hidrocarburo desde donde se extraía el producto. En mayo, se detectó una nueva toma.