Del "¡llévelo!,¡ llévelo!" presencial se ha pasado a los grupos de redes sociales donde participan miles de vendedores y compradores de ropa usada, misma que es cada vez más aceptada en diversos sectores de la población.
La ropa de paca se sigue vendiendo en tianguis de la Ciudad de México, pero ahora hay un nuevo sector de la población que compite en este mercado y lo hace con fuerza -también de manera informal-, pero apoyado en la tecnología y el internet.
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Las redes sociales están en auge, y para aquellos que no tienen trabajo y buscan vender o comprar ropa más barata sólo tienen que integrarse a estos grupos, donde participan miles de personas que se desconocen entre sí, pero que tienen en común el objetivo de comprar y vender. Un ejemplo claro es el grupo Ventas Bazar Coapa, donde coexisten 26 mil 615 integrantes.
También hay agrupaciones de mujeres como el de Tacones con Ángel, que registra mil 560 integrantes. En su mismo logo aparece una diversidad de productos que se pueden ofrecer, no solamente ropa.
Angélica Brito perdió su empleo en octubre de 2019 y antes de la pandemia se asoció con una amiga para crear un bazar en el patio de su casa con ropa donada. Comenta que su socia "consigue toda la ropa y me la trae, además de zapatos, bolsas, y yo soy la que trabajo, yo anuncio. Me la paso en las redes de mujeres emprendedoras, y en Tacones con Ángel, puras páginas de Facebook, y entonces ella y yo nos vamos a mitad. Ella pone la mercancía se puede decir, y yo el trabajo. Cuando yo consigo algo también nos vamos a mitad en las ganancias".
En entrevista con El Sol de México señala que la ropa la vende barata para que salga pronto. "Uno de los secretos para atraer a la gente es darles buena presentación. Hago juegos de ropa con blusas y sacos o camisas con pantalones y les saco fotos. Pero antes los lavo para que esté limpio todo y regresen los clientes".
Divertida cuenta que le donaron unos trajes de baño de marca "de una amiga compradora compulsiva que los dejó en buen estado, casi nuevos. Ese mismo día que los anuncié a 50 pesos se los llevaron, hasta me dio coraje, necesité más trajes por la cantidad de personas que me los solicitaron".
La forma de vender es sencilla, una vez que el cliente la contacta lo cita afuera de su casa y le entrega el producto. "Antes iba al Metro, pero como vendo barato, mejor que ellos vengan hasta acá. Si quieren que los vea en determinada estación del Metro les pido 20 pesos más de pasajes".
OTRAS OPCIONES
Pero no sólo se mueven en redes sociales quienes ya le entraron al mercado de la ropa usada, clientes de la Narvarte, Portales y Del Valle, entre otras colonias, buscan ahora adquirir prendas de vestir en los puestos de ropa de paca que sobreviven en la Cerrada de Fray Servando Teresa de Mier, dice un comerciante.
En marzo 2018, los locatarios de las plazas San Antonio Abad I y II fueron expulsados de los 422 puestos que tenían en las mismas, las cuales les fueron entregadas en 1992 por las autoridades del entonces Departamento del Distrito Federal.
Sin embargo, el comercio de la ropa usada empezó a florecer en 1995 y los espacios se llegaron a cotizar de 10 mil a 50 mil pesos, pero hace tres años el Gobierno de la Ciudad de México cerró dichos locales, los demolió y ahora en su lugar hay un pequeño parque con juegos infantiles.
Algunos de los comerciantes de prendas de vestir se aferraron a ese lugar y mantuvieron sus puestos sobre las banquetas, donde colocaron los tubos de diferentes tamaños para exhibir sus mercancías.
En el lugar se ofrecen pantalones de mezclilla de 50 pesos, hay otros de gabardina de 75 pesos o se llegan a ofrecer tres por 100 pesos, blusas para mujer a remate desde 40 pesos, chamarras rompevientos a 80 pesos.
Luis Espinosa, quien se desempeña como bolero, aseguró que la última compra que les hizo fue de un par de sacos, a 100 pesos cada uno, y que le salieron muy buenos y ahora estaba buscando un pantalón de mezclilla.
Los vendedores de ropa usada aseguraron que su mercancía ya fue previamente sanitizada para evitar que sus compradores se contagien de alguna enfermedad de la piel o del terrible Covid-19.
Sin embargo, Ivonne Rodríguez, de la colonia Tabacalera, dijo que las blusas y pantalones que adquirió las iba a someter a una desinfección a fondo, a pesar de que es cliente frecuente.
Con información de Manuel Cosme