Se cotizó el plato de pancita, se vendió hasta en 60 pesos

En los locales de comida y en las cantinas tradicionales también se pidió birria, chilaquiles y enchiladas

MANUEL COSME

  · martes 26 de diciembre de 2017

Pancita

En promedio, ayer el plato de pancita se cotizó en 60 pesos, pero en los locales de comida y en las cantinas tradicionales también se pidió birria, chilaquiles y enchiladas, así como micheladas, clamatos y cubanas. Lo que el cocinero o el bartender recomendara para curar la cruda que dejó la fiesta navideña.

“¡Ay Diosito! Si borracho te ofendí, en la cruda me quedas debiendo”, canta Antonio Aguilar en su canción “La cruda” y el castigo es peor cuando no hay muchos lugares donde curarse el “guayabo”, como dicen los colombianos y no es otra que el malestar que deja una noche de copas.

Los síntomas son descritos en la misma pieza por ese charro, “se te arruga el corazón, la cabeza te revienta, traes aliento de dragón y se te quema la garganta”.

La deuda con el divino es peor si no hay los lugares suficientes para curársela y es que la mayoría de las cantinas del Centro Histórico bajaron sus cortinas ayer, Día de Navidad, y solo algunas abrieron sus puertas y ofrecieron birria y pancita para aliviar el “guayabo”, que fueron los platillos más demandados en los mercados.

En el mercado del Salto del Agua, pocos fueron los puestos de comida que dieron servicio y la mayoría ofertaba la “pancita” como la comida ideal para curarse la cruda, los precios iban de 50, 60 y 75 pesos; los chilaquiles rojos, verdes o suizos con pollo, huevo, bistek o costilla, que llegaron a cotizarse hasta en 85 pesos, también fueron muy demandados por los comensales que sufrían algunos de los síntomas descritos por Tony Aguilar.

Asimismo, en el Centro Histórico las cantinas, entre ella el salón familiar La Mascota, que ofrecía una botana de nueve platillos, entre los cuales estaba la “rica birria”, chicharrón en guajillo; mientras que los Portales de Tlaquepaque, en la calle de Bolívar, su plato estrella era la pancita”.

A su lado, un restaurante ofrecía pozole chico 47 pesos y el grande en 55 pesos; mientras que otro platillo muy efectivo para curar la cruda es el aguachile de camarón, originario de Sinaloa, junto con una cerveza Pacífico.

En lo que se refiere a bebidas, parroquianos de las cantinas pidieron el clamato natural, una combinación de jugos de tomate, de almeja y Tabasco, con salsa inglesa, cuyo precio es de más de 60 pesos, lo cual permite al crudo recuperar el potasio que perdió durante la ingesta de alcohol.

Sergio, quien fuera por mucho encargado de la barra del extinto bar “Dos Naciones” también recomendaba la ingesta de una “piedra”, anís, tequila y fermet blando.

La mayoría de los capitalinos prefirieron quedase en su casa, donde lo más socorrido fueron las “micheladas” una receta muy simple y efectiva, un vaso escarchado con sal, jugo de limón y cerveza.

Finalmente, hay variantes de esa bebida recuperadora, algunos la prefirieron con clamato y los más atrevidos usaron salsa habanera, una verdadera bomba para el estómago.

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