El edificio 52 de la Unidad Habitacional Lindavista-Vallejo tiene un hundimiento de 62 centímetros que se agravó con el sismo. Su aspecto es de una torre de jenga que colapsará al menor movimiento. Por esa razón los habitantes de los 40 departamentos no pueden rescatar sus pertenencias. La mudanza se limita a documentos, ropa, dinero, objetos pequeños. Todo en medio de vigilancia policiaca para evitar el robo hormiga.
Braulio Flores tiene 36 años y dos habitando el departamento B-501 de este multifamiliar de la alcaldía Gustavo A. Madero. Lo compró hace dos años con un crédito del Infonavit, por lo que cada quincena le descuentan tres mil 500 pesos de su salario como administrativo en una agencia financiera –retenciones que ni la pandemia ha frenado. Vive con su esposa y sus dos hijas –ambas menores de edad. Desde el martes duerme en la habitación 108 del Hotel Cartagena, a 4.4 kilómetros.
A éste y al Hotel Villa Madrid envió la alcaldía a las 14 familias que aceptaron pernoctar por tres noches mientras consiguen otro sitio donde dormir. En teoría su situación debe resolverse pronto porque este jueves las autoridades de la demarcación tienen pensado entregarles 15 mil pesos como apoyo inicial para poder encontrar lugar en renta y hacer su mudanza. Esta ayuda será por departamento, pero el aspecto del edificio indica que serán varios meses de estar fuera de casa, de cambiar de rutinas. Un giro de 180 grados.
Fue el director general de Desarrollo Social de la demarcación, Rubén Linares Flores, quien les comunicó la noticia y les adelantó que a partir de julio se les darán cinco mil pesos mensuales en tanto que se resuelve el destino del inmueble. A más tardar el domingo deben desalojar los 40 departamentos para que se puedan continuar con los estudios de cimentación y mecánica de suelos. El regreso inmediato es un tema fuera de agenda, los estudios arrojarán dos caminos: reconstrucción total o rehabilitación.
Braulio toma el anuncio con un optimismo contenido. La emergencia sanitaria sigue y ahora son dos problemas con los que hay que lidiar: no contagiarse y atender la situación de su departamento. “Hay incertidumbre, dolor, miedo, lo que más me preocupa es mi trabajo. Tengo en mente que lo puedo perder precisamente por estarme ausentando para atender la situación del departamento. Por lo menos la vida la tenemos. Puedo no tener muchas cosas, pero si tengo vida, ya con eso me puedo volver a levantar”, dice.
Prioridades
Más de 20 horas después del sismo el señor Carlos Rodríguez Delgado pudo entrar a su departamento, el D-201. Apenas llegó de Chiapas a su vivienda, personal de Protección Civil de la alcaldía Gustavo A. Madero le autorizó cinco minutos para sacar propiedades de valor, pero él ya lo tenía claro: rescatar las cenizas de su madre, Graciela Delgado Bernal, ropa y algunos documentos de primera necesidad.
La urna en la que están depositadas las cenizas de su madre lleva una foto de ella. Falleció hace 14 años -casi los mismos que Carlos lleva viviendo aquí- pero para él son lo más valioso. "Ella siempre me ha acompañado y era lo que más me urgía recuperar, lo demás son cosas materiales. Una persona de Protección Civil me preguntó '¿eso va a sacar?' Sí, esto es lo principal", cuenta.
"Los documentos importantes quizá se reponen, pero los necesitas para hacer trámites importantes. Esto a ningún lado puedo ir a sacar un duplicado, por eso es lo más importante", dice el señor Carlos Rodríguez al tiempo que señala la urna café que trae entre sus manos y que lleva la foto de su madre. El resto se resolverá sobre la marcha, pero primero las prioridades.
También es el caso de Leobardo López, que junto a su familia, fue desalojado del departamento que habita desde hace 10 años. Cuenta a El Sol de México que se mantiene gracias a las ganancias que le deja su restaurante, pero debido a la pandemia se encuentra cerrado.
Señala que su familia lo está apoyando para que rente otro espacio en el pueda vivir, ya que no desea hospedarse en hoteles por miedo a contagiarse de Covid-19.
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