Los talamontes no actúan en todo el suelo de conservación de la Ciudad de México, sino que su presencia está muy focalizada en los bosques de San Miguel Topilejo, alcaldía de Tlalpan, y comunidades de Milpa Alta, señaló Columba Jazmín López Gutiérrez, directora general de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) local.
Durante una entrevista con El Sol de México advirtió que el pino es el árbol más amenazado por los leñadores clandestinos del Estado de México y Morelos, le siguen el oyamel y el encino.
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La veda para la explotación y el aprovechamiento de los recursos federales maderables en la Ciudad de México tiene su origen en una declaratoria emitida el 29 de marzo de 1947 y la semana pasada el Congreso de la Ciudad de México recibió una iniciativa, remitida por el gobierno local, para aumentar las penas en contra de quien tale clandestinamente los árboles en el suelo de conservación.
Las labores de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana capitalina permitieron la identificación de cinco bandas de talamontes que operan en los bosques de la ciudad y la policía sabe los vehículos que usan y sus rutas.
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Al respecto, la funcionaria amplió que la mayoría de los grupos de leñadores clandestinos que vienen a los bosques llegan de Huitzilac, Morelos, y de El Capulín, Llanito Largo y Ocuilan, Estado de México.
La directora de la Corenadr explicó que el comportamiento de los talamontes es diferente, “por ejemplo, en el Ajusco ya no hay aserraderos clandestinos, ya se detuvo, porque los talamontes eran más locales, ahora al cerrarlos y la comunidad les dijo “basta”, pues se detienen; en el caso de Topilejo no es gente de la ciudad la que tala, ni viven en la comunidad, lo que tienen es salida al Estado de Morelos; y en el caso de Milpa Alta los talamontes muchas veces están asociados a los propios comuneros”.