En el combate a la violencia contra las mujeres no sólo se debe tratar a la víctima, sino también modificar la conducta de los agresores a través de talleres que cambien estereotipos y enseñen de nuevas masculinidades.
La organización civil Gendes (Género y Desarrollo A.C.) y Gonzalo Soltero, académico de la UNAM, trabajan en proyectos distintos, pero cuyo propósito es el mismo, trabajar con hombres en conflicto con la ley para ayudarlos a cambiar su conducta violenta hacia las mujeres.
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Mauro Vargas, director general de Gendes, organización especializada en el trabajo con hombres para promover y fortalecer relaciones igualitarias.
La organización tiene un convenio con la Fiscalía General de Justicia local para atender a hombres agresores, en una violencia considerada no severa. Cada mes, Gendes recibe entre 20 y 30 hombres, la apuesta es que los agresores vivan su proceso cuatro meses, tiempo en el que son capacitados y orientados sobre cómo cambiar sus comportamientos.
Con la Fiscalía, dijo, buscan concretar un proyecto para capacitar a un equipo de personas que replique el modelo de intervención de Gendes, lo cual no se ha concretado por falta de presupuesto.
También han colaborado con la Secretaría de las Mujeres de ciudad y en alcaldías como Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Coyoacán, Milpa Alta, donde realizan talleres para servidores públicos.
Desde mayo de 2020, la ONG activó la Línea Gendes de atención a hombres, la cual busca prevenir situaciones de violencia. De mayo de 2020 a la fecha, han recibido dos mil 673 llamadas, de las cuales 412 han sido en 2022.
“Los motivos por los que llaman a la línea han cambiado. Al principio era mucho por cuestiones de frustración, de mucho enojo o de molestias que podían derivar en violencia. Los hombres llamaban para decir: ‘es que estoy muy enojado y no quiero golpear’ o ‘ya hice un daño y estoy muy arrepentido’, generalmente muy vinculadas a cuestiones de violencia (...) Sin embargo, actualmente las atenciones son por casos de depresión, porque los hombres se deprimen por no cumplir con la responsabilidad de ser proveedores en casa”, comentó Mauro Vargas.
Estableció que, si bien hay colaboración con instancias del gobierno local, la asociación tiene un carácter autónomo.
Otro proyecto para analizar las masculinidades tóxicas es de Gonzalo Soltero, académico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Unidad León, de la UNAM, quien junto con egresados de la licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales de esa entidad académica, brinda talleres de masculinidad a jóvenes en conflicto con la ley en la capital del país y en el estado de Nuevo León.
En entrevista con El Sol de México señaló que el patriarcado y los mandatos de masculinidad afectan tanto a hombres como a mujeres. En el caso de los primeros, los hacen adoptar una serie de roles para ocupar un puesto jerárquico más amplio ante otros hombres.
“Nosotros empezamos a hacer una serie de talleres con estos jóvenes tratando de conversar con ellos y conociendo que, efectivamente, muchas de estas cosas se reproducían de manera muy semejante. Es decir, para tener un mandato de masculinidad, en lo que se conoce como masculinidad hegemónica, hay una serie de cosas que se van dando como si fueran atributos: la cuestión de ser proveedor resulta muy importante, la característica de imponerse a través de la violencia o de la fuerza ante los demás y la capacidad también de tener una hipersexualidad con la mayor cantidad de sexo heterosexual con el mayor número de mujeres posibles y, probablemente, también de tener hijos”, afirmó el académico.
En 2019 realizaron una investigación a través de estos talleres la cual reveló que cuando los hombres no podían cumplir con alguno de los supuestos atributos de masculinidad, trataban de subsanar las carencias con la comisión de delitos.
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Consideró que ésta y otras investigaciones en el rubro tienen la labor de sensibilización, en la que se combata la inseguridad desde la reflexión y no desde un populismo punitivo que, al final, es una visión patriarcal que asume el Estado para mostrar “su mano dura”. Actualmente, la investigación está en etapa de procesamiento de datos.
Además, junto a su grupo de estudio, realiza talleres de masculinidad con comunidades académicas de la UNAM, del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional y de la Universidad Autónoma de Chapingo.