Aunque desde el año 2012 el Artículo 4o. de la Constitución garantiza como Derecho Humano el acceso al agua, el Congreso mexicano le debe al país una nueva Ley Nacional de Aguas, millones de mexicanos no tienen acceso al agua. Chalco, Nezahualcóyotl, Ecatepec hacen más de dos millones de sedientos. En el vasto Valle de México se da el “huachicoleo” por el agua. En rumbos de este asentamiento se traslada, se vende el agua a lomo de burros. El agua ya en exceso, ya escasa quita el sueño a la autoridad. Problema que linda con una “guerra por el agua”.
No se olvida a las mujeres mazahuas que hace años defendieron sus recursos hídricos con fusiles ¡de madera!
Ya transcurrió más tiempo del plazo que se fijó y México carece de la Ley Nacional de Aguas. Así -admite, revela el doctor Manuel Perló Cohen- sigue vigente la ley que en 1992 gestionó el Gobierno del Presidente Carlos Salinas de Gortari.
Instrumento que hace mucho perdió utilidad. Ese vacío legal -inexplicable- origina enfrentamientos. Propicia abusos.
De tal dimensión que lindan con enfrentamientos de ricos contra pobres. A lo largo del Cutzamala hay más de un millar de tomas clandestinas de agua.
“Bien puede afirmarse que esta, la llamada Cuarta Transformación, no cumple ese mandato constitucional. Un gran, importante pendiente. Se ve que el Presidente Andrés Manuel López Obrador pugna por sacar adelante una Ley Energética.
Entonces parece oportuno preguntar: ¿Y la Ley Nacional de Aguas, dónde está? Pues se sabe que existen diferentes, varias versiones. Y ¡nomás no se aprueba!
Todo indica que la LXIV Legislatura no cumplió con esa urgente, inaplazable tarea. Se van los legisladores. Dejan un gran pendiente de la Cuarta Transformación del Presidente López Obrador”.
Inquietud, perplejidad en el rostro del científico social Manuel Perló Cohen. Más de 30 años en el estudio, en la huella, en el efecto, en la historia, en el futuro del agua. Resume:
“Sin esa ley el agua se torna problema. Una verdadera ‘papa caliente’. Integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional -Morena- se oponen tercamente a proyectos para una nueva Ley Nacional de Aguas. Insistentes versiones que atribuyen a ‘duros’ de ese signo el fracaso de la brillante Blanca Jiménez -UNESCO la tiene por experta en tema del agua-. Barruntos de intereses privatizadores. Casi anticipo de enfrentamiento de ricos contra pobres”.
Bastó preguntar al doctor Manuel Perló Cohen, ¿por qué el agua?
Para que el estudioso, consejero de gobernantes, distinguido egresado de la UNAM, replicara:
“Porque el agua es un tema que desde la antigüedad hasta nuestros días se le atraganta a la autoridad. Inundaciones y sequías. Escasez. Manejo. Control”.
Fundación de la metrópoli que imaginó Hernán Cortés. “En Coyoacán”, aconsejaron sus cercanos. “En el Zócalo”, replicó.
“Es el fondo del valle. Es una olla”. Cortés mostró, probó: “El Zócalo es el Zócalo”.
“El del agua es un super tema” -diagnostica. Muy sensible. Atrae intereses privados. Recurso en ambición. ¿De cerveceras, se acuerda? Hablar de agua es despertar oposiciones. Hechiza a los políticos.
E insiste: “Se necesita, urge una nueva Ley Nacional de Aguas. La Cuarta Transformación debe lograr consensos que beneficien a todos, pues el precio de no tener tal ley es muy alto. Se agotó la legislación. Ya no hay marco jurídico que sirva. Y surgen nuevas necesidades. ¿Qué ocurrió con los acuerdos de cambio climático de 1992?
Acuerdos Internacionales. Se pagó un precio por carecer de las actualizaciones requeridas. Está el Programa Nacional Hidráulico 2020-2024. Está vigente”.
Dice: “Los organismos que tenemos hoy vigentes para el manejo del agua están rebasados. Abastecer de agua y al tiempo librarla de terribles inundaciones, satisfacer su sed y evitarle hidropesía demanda -desde su fundación- este asentamiento. Obras como las del Lerma arruinaron la próspera agricultura de esa zona del Estado de México. Se agrietó la tierra: se hizo polvo y el cauce se transformó en maloliente curso de desechos humanos e industriales”.
“A 15, 20 metros de altura, desde un helicóptero me di cuenta de que el hedor ahí es insoportable”, relató hace años a este reportero el entonces gobernador Ignacio Pichardo Pagaza.
Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo destinaron cuantiosos recursos en obras que condujeran -controlaran- aguas negras de la urbe. Otra muy prolongada corrió por cuenta de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
País este que pierde su agua. “Alrededor de 50 y hasta 70 por ciento de su caudal. La capital del país sufre la fuga -pérdida- de 40 por ciento. Los pueblos por los que cursa el Cutzamala y los de Valle de Bravo ya no ceden con agrado su agua.
Prevén ruina como la que derivó de las obras del Lerma que emprendió don Javier Rojo Gómez.
“Llevo décadas en el estudio del agua.
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Su valor, importancia, trascendencia. Está en la hora de la fundación de Tenochtitlán. Fui responsable del Programa Universitario de Estudios Sobre la Ciudad de México de la Universidad Nacional Autónoma de México. Soy Economista. Doctor en Planeación Urbano-Regional por la Universidad de California, Berkeley e Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
“A varios presidentes de México aconsejé, sugerí, recomendé. Es tiempo de que manejemos con sensatez, ciencia, visión y obras de largo alcance este recurso. Organicemos su empleo. Nos urge una nueva Ley Nacional del Agua. Los responsables de la Cuarta Transformación tienen la palabra”.
Basta preguntar: ¿Por qué el agua, doctor Perló Cohen? para que este sabio que lleva años tras la salvación del Río Magdalena diserte horas y horas sobre el tema.