El agua potable que durante 34 años se ha traído a la Zona Metropolitana del Valle de México mediante el sistema Cutzmala está por agotarse. Este esfuerzo titánico que hace que 330 kilómetros de canales viajen por el subsuelo casi ha cumplido su cometido y su ciclo.
El viaje del sustento azul inicia en Michoacán, en la presa Tuxpan, pero no es la única que abastece este ducto que entrega el líquido en los hogares capitalinos y el área conurbada, en su camino se robustece de lo que aportan otras seis: La del Bosque, también desde Michoán; Ixtapan del Oro Colorines, Valle de Bravo, Chilesdo y Victoria que se encuentran en el Estado de México.
Por kilómetros pasa por cinco plantas de bombeo y seis macroplantas de bombeo, que son las que le dan el impulso al agua para que fluya, es decir, la empuja hasta llegar al Tanque Dolores en la segunda sección de Chapultepec para de ahí distribuirla.
Fue en 1982 cuando se construyó la primera parte, de acuerdo con información de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), instancia federal que se encarga del funcionamiento de esta red vital en la calidad de vida de la gente de la ZMVM.
En ese año se bombeaban con una planta cuatro mil litros por segundo, en una segunda etapa se construyó en 1985 tres plantas para elevar el agua más de 822 metros; se agregaron dos túneles y se llegó a una capacidad de seis mil litros por segundo.
La tercera intervención fue en 1993, cuando se crearon el subsistema Chilesdo, una nueva planta de bombeo, se incluyó a los colorines y otra planta y se agregaron tuberías paralelas para ampliar su capacidad y dar mayor seguridad a la conducción. Con estas obras se aumentó el nivel de agua a 9 mil litros por segundo.
EL RETO
Aunque desde 1993 no se han hecho agregados al Sistema Cutzamala, para las autoridades una nueva inversión en la esta red hidráulica no resulta rentable.
Ahora gobiernos de los tres niveles, organizaciones no gubernamentales y sociedad civil se organizan para buscar lo ideal: la sustentabilidad.
Sostener el servicio mediante esta red es posible hasta 2050, indicaron expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México en el documento El Costo de suministrar el Agua Potable en la Zona Metropolitana del Valle de México.
El mismo texto afirma que el agua que se consume en la región podría ser la más cara de América Latina, refiriéndose a los costos que implica su traslado, y que representan aproximadamente "de cinco a seis pesos por cada mil litros, casi cuatro veces la tarifa nacional promedio por el servicio de abastecimiento de agua".
El pasado jueves, en un foro con poca audiencia, se habló de la importancia del servicio, considerado un derecho humano internacional, donde afirmaron: “Ríos, arroyos, humedales y bosques aportan servicios ecosistémicos fundamentales. Su conservación, protección y restauración resultan esenciales para garantizar la seguridad hídrica de zonas urbanas".
Otras voces comienzan a reportar la necesidad de prestar mayor atención a la problemática que se avecina. La Contraloría Social del Agua instaló su consejo hace un mes y ha comenzado a dar seguimiento a la distribución.
Una de las preocupaciones de este organismo es el robo de pipas, delito que se comete con un único fin: tener agua. Los vehículos se regresan, pero el hecho en sí da un indicio de lo que será una batalla por una gota azul y transparente.
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