Los llamados microsismos que se han presentado en la Ciudad de México durante las últimas horas no son eventos atípicos, ya se han presentado en años anteriores, con la diferencia de que actualmente la densidad de población es mayor y, por lo tanto, son más personas las que pueden percibirlos, señaló Diana Bello, analista del Servicio Sismológico Nacional.
Además, indicó, la información sobre ellos circula con más rapidez, gracias a que el Servicio Meteorológico Nacional tiene más sensores y a que los medios de comunicación son más accesibles a la población, como es el caso de las redes sociales.
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La secuencia de sismos reportada en últimas horas tiene su origen en una falla ubicada al poniente de la CDMX, en la Sierra las Cruces, por ello fue más perceptible en las alcaldías Benito Juárez, Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo.
En entrevista con El Sol de México, la especialista explicó que la sismicidad de la Ciudad de México es de gran importancia, tanto así que todos los sismos son reportados de manera urgente, aun cuando por sus características no tendrían esa clasificación en otras zonas del país.
“Hay sismicidad que por su magnitud tardamos 12 horas en publicarla, nuestro reporte sale cada 12 horas. En el caso de la Ciudad de México, aunque son sismos de baja magnitud, por la densidad de población mucha gente lo llega a percibir y, obviamente, se llega a generar impresiones diferentes en la sociedad, es por este motivo que se reporta de manera inmediata como si fueran reportes urgentes.
“Así es que sí hay especial atención a la sismicidad de la Ciudad de México; pero más que nada es por el impacto que tiene dentro de la ciudad, porque siempre este tipo de sismos ocurren en una zona del norte o del sur del país, donde a lo mejor ocurrieron en la sierra y no hay en general población ni quién lo sintiera”, detalló.
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Los sismos que históricamente han tenido como epicentro a la CDMX no han sido mayores a 3.5, aunque sí podría darse un evento mayor, dijo. En estos casos, por su cercanía, no es posible que las alertas sísmicas suenen con tiempo de anticipación, tal como ocurrió este 10 de mayo.
“Las ondas P viajan a velocidades entre seis y ocho kilómetros sobre segundo y son las ondas más rápidas, las primeras que llegan a las estaciones. Después le siguen las ondas secundarias u ondas S, que son un poco más lentas; pero son de entre cuatro y seis kilómetros sobre segundo; y después le siguen las ondas superficiales que son un poco más lentas.
“Entonces ¿qué pasa con esta velocidad? Imagínate, estamos hablando que en un segundo ya recorrieron kilómetros, ¿qué pasa si aun teniendo los sensores y con el sistema de alerta sísmica? Bueno, pues prácticamente está viajando la onda P, la onda S y la onda superficial en estos sismos que son tan pequeñitos y tan rápidos que no da tiempo ni siquiera de que haya un alertamiento”, afirmó.