La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México confirmó que un grupo de hombres armados desataron una balacera al interior del bar El Barquito, lugar en donde desaparecieron Karen Elena y Christopher.
Ulises Lara López, Vocero de la fiscalía, detalló que en el lugar fueron hallados al menos 15 elementos balísticos de diferentes calibres, lo que confirma las acusaciones de que hubo una balacera al interior del inmueble que operaba de manera clandestina. En el recinto también encontraron cables cortados de las cámaras de seguridad, así como huellas hemáticas.
En el mensaje a medios de comunicación, Lara López les aseguró a las familias de las víctimas que darán con el paradero de los jóvenes y que se cumplirá con la justica para detener a los responsables.
"Contamos con diversas líneas de investigación, a una de ellas, particularmente ya se le da el seguimiento pertinente, pero a fin de no afectar la indagatoria, en este momento no es prudente revelar mayores datos", dijo.
El pasado 28 de agosto Karen Elena y Christopher, ambos de 20 años, acudieron a un evento en el bar El Barquito que se encontraba abierto pese a la pandemia y se desatara una balacera.
Según declaraciones de la hermana de Karla, uno de los amigos de su familiar explicó que cerca de las 12:30 se registraron varios disparos, lo que provocó que los asistentes salieran del bar.
“Dijo que se subieron al carro y al momento que pasaron por afuera del lugar se percataron que había dos personas tiradas, una mujer y un hombre. La que estaba tirada se parecía a mi hermana, pero no la alcanzó a ver por toda la gente que iba corriendo. Cuando se dieron la vuelta en un retorno ya no vieron a las personas que estaban tiradas. Al otro día vinimos y un oficial, que no estaba en una patrulla, estaba en un carro particular, nos dijo que sólo había dos heridos y que ya tenían a sus familiares en el hospital Rubén Leñero”, detalló.
Durante la investigación que realizaron los padres de los jóvenes en el lugar de los hechos, los vecinos afirmaron que el lugar se ha convertido en un escenario recurrente de riñas y violencia, sitio que ahora sólo es rodeada por una cinta de no acercarse.