El Popocatépetl es ahora uno de los volcanes más estudiados del país, luego de su reactivación que ocurrió el 21 de diciembre de 1994, desde entonces van 718 artículos de investigadores nacionales e internacionales publicados, lo cual representa 24 por año y dos por mes, reportó hoy José Luis Macías Vázquez, director del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La máxima casa de estudios del país recordó el trigésimo aniversario de ese acontecimiento, y su rector, Leonardo Lomelí, subrayó que, a lo largo de tres décadas, conjuntamente con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), se construyó el Semáforo de Alerta Volcánica, un sistema de monitoreo robusto e innovador que cuenta con tecnologías avanzadas, como cámaras infrarrojas, radares y estaciones GPS.
La reactivación de “Don Goyo” ocurrió en 1994, cuando México enfrentaba una situación muy difícil caracterizada por la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu, candidato presidencial y diputado electo, respectivamente, ambos priístas, luego vino el error de diciembre y por si fuera poco el Popocatépetl despertó después de 70 años de calma aparente.
El director del Instituto de Geofísica, José Luis Macías Vázquez, rememoró que el doctor Eduardo Suárez, hace 30 años, estaba al frente de la Coordinación de Investigación Científica de la UNAM y que en cuando sucedió la reactivación del “don Goyo” asumió seriamente la tarea de formar el Comité Científico Asesor del Volcán Popocatépetl e incrementar la instrumentación, a fin de dar seguimiento a su comportamiento.
A la par, continuó el catedrático, vulcanólogos emprendieron una serie de análisis sobre el volcán, que derivaron en aplicaciones prácticas e inmediatas para ayudar a las autoridades en la gestión de riesgos, como crear un mapa de peligros, y el Semáforo de Alerta Volcánica y junto con el Cenapred se trazaron rutas evacuación y la ubicación de albergues.
“Con las autoridades de Protección Civil de los estados circundantes al volcán se hicieron, además, intensas campañas de difusión, divulgación y educación entre la población; paralelamente el volcán se convirtió en el lugar más preferido de los académicos para abordar proyectos de investigación, junto con sus estudiantes de licenciatura y posgrado tanto de la UNAM como de otras universidades, de hecho, nuestro posgrado de Ciencias de la Tierra se convirtió en un polo de atracción para Latinoamérica y Europa en esos momentos”, aseveró Macías Vázquez.
La coordinadora de Investigación Científica de la UNAM, Soledad Funes Arguello, a su vez, afirmó que la Universidad Nacional Autónoma de México mantiene el compromiso de colaboración en el Comité Científico Asesor del Volcán Popocatépetl, por eso apoya la contratación de jóvenes académicos, cuyas contribuciones son esenciales para mantener el trabajo de ese organismo a la vanguardia del conocimiento científico.
Agregó que el apoyo también está presente en la adquisición de infraestructura clave para el desarrollo de proyectos de investigación del volcán, por lo que actualmente el monitoreo a cargo de Cenapred con la colaboración de la UNAM cuenta con una red robusta de monitoreo que incluyen dos estaciones sismológicas, sistemas GPS para medir deformaciones, cámaras infrarrojas, equipos de ultrasonido y radares que permiten seguir de cerca las emisiones de gases y cenizas.
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Finalmente, el rector de la UNAM reconoció: el Comité Científico Asesor del Volcán Popocatépetl, es un espacio donde la ciencia y la Protección Civil se articulan orgánicamente para tomar decisiones conjuntas que salvaguardan miles de vidas, su solidez y evolución hasta la actualidad refleja la visión, fortaleza y dedicación de este trabajo conjunto.