Se triplican los permisos humanitarios en CDMX

Entre 2021 y 2023, el número de personas migrantes que solicitaron refugio y lo obtuvieron pasó de 4 mil 430 a 20 mil 582

Miriam Domínguez / El Sol de México

  · domingo 2 de junio de 2024

Los migrantes todavía acampan afuera de sede cerrada de la Comar FOTO: Ivonne Rodriguez / El Sol de México

En la Ciudad de México, las tarjetas de visitante por razones humanitarias expedidas en los últimos tres años se triplicaron, principalmente, por la migración masiva de ciudadanos haitianos.

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Entre 2021 y 2023, el número de extranjeros que obtuvo un permiso de residencia por razones humanitarias pasó de 4 mil 430 a 20 mil 582, de acuerdo con una base de datos proporcionada a El Sol de México por el Instituto Nacional de Migración (INM), vía transparencia.

Los permisos de residencia por razones humanitarias se dan temporalmente a los extranjeros solicitantes de asilo político o refugio, menores de edad no acompañados y extranjeros regulares que fueron víctimas o testigos de algún delito en territorio nacional.

De acuerdo con las autoridades, dicha tarjeta les permite acceder a servicios de salud y educación y conlleva un permiso de trabajo, por lo que obtenerlo es muy importante para muchos migrantes, quienes acusan que los trámites son tardados.

Tan solo el año pasado, 58 por ciento de las tarjetas otorgadas correspondió a migrantes haitianos, quienes, según testimonios, han huido de su país por la pobreza, la violencia y hasta por catástrofes naturales.

Las otras dos nacionalidades que más obtuvieron ese permiso fueron los venezolanos, con mil 835 y los afganos, con mil 390.

Eddie, un hatiano que tiene ocho meses viviendo en la Ciudad de México, explica que cuando ingresó al país, a través de Tapachula, Chiapas, comenzó su trámite ante el INM para conseguir dicha tarjeta; sin embargo, desistió del proceso al enterarse de la larga espera de varios de sus compatriotas.

“(El año pasado) solicité una tarjeta en Tapachula, pero no me quedé a esperarla porque tardan mucho para entregarla (...) Había muchachos que tenían como cinco meses y no se las habían entregado ”, contó el joven de 34 años.

Su meta, afirmó, no es quedarse en el país, sino ingresar a Estados Unidos, para conseguir una mejor vida para su esposa y sus dos hijos, quienes actualmente radican en República Dominicana.

Eddie trabaja en un puesto de flores en el Mercado Jamaica desde diciembre, donde también laboraba un grupo de 14 haitianos, quienes en días pasados emprendieron su camino hacia la frontera norte, tras conseguir una cita, mediante la aplicación CBP One, para iniciar su trámite de asilo en Estados Unidos.

Desde inicios del año pasado, el gobierno de ese país implementó un mecanismo que permite la entrada mensual de 30 mil migrantes de Haití, Cuba, Nicaragua y Venezuela, pero que endurece los castigos para aquellos que intenten cruzar la frontera con México de manera irregular.

“La medida implica que las personas de las nacionalidades cubana, haitiana, nicaragüense y venezolana que crucen de manera irregular la frontera sur de EU o que crucen el Darién (frontera de Colombia y Panamá) y lleguen a México de forma irregular serán expulsadas a México y no podrán acceder a este proceso”, explicó la ONU en su momento.

Los migrantes que pueden aplicar para obtener asilo en EU deben tener un patrocinador financiero en ese país, someterse y aprobar las verificaciones e investigaciones requeridas, así como demostrar que la concesión de permanencia temporal está justificada, entre otros requisitos.

Max, otro migrante originario de Haití, señaló que en febrero de este año inició ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) su trámite para ser reconocido como tal, este era uno de los requisitos para solicitar una tarjeta de visitante por razones humanitarias; sin embargo, todavía no obtiene respuesta.

“Los trámites se demoran mucho, pasa mucho tiempo y eso me da mucho problema, porque aquí cuando no tienes documento legal es difícil trabajar. Sin documento es un trabajo de abuso, por eso no tengo trabajo porque espero mi documento y todavía no sale”, señaló.

El hombre de 35 años tiene seis meses en el país y vive con su esposa en el campamento instalado en la Plaza Giordano Bruno de la colonia Juárez, a dos cuadras de la ex sede de la Comar, la cual todavía no encuentra lugar para sus nuevas oficinas luego de que vecinos de la colonia Anzures se mostraran en contra.

Max, quien dejó su país debido a la inseguridad y a la crisis política que experimentó la isla, comentó que su plan es quedarse en México para poder conseguir una tarjeta de residente permanente y traer a sus tres hijos, quienes se quedaron con sus abuelos en Haití.

“Tengo familia en Estados Unidos, pero quiero quedarme, todavía no tengo la idea de irme para allá”, afirmó.

“Me gustaría que cambiaran cómo tratan a los migrantes para que consigan su documento (...) No tengo trabajo y tengo que vivir. Me gustaría avanzar, trabajar para vivir más tranquilo y para cambiar mi vida porque no hay manera de vivir, no me siento digno. No es así como me gustaría vivir, me da pena”, agregó.

El migrante explicó que en estos meses ha conseguido trabajos eventuales, el último en una tienda; sin embargo, lo dejó porque no lo trataban bien.

“Aquí vivimos como en una familia. Si el señor tiene y no tengo, comparte conmigo, si él no tiene comparto con él. Tengo amigos que me ayudan”, indicó.

Para Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante, el aumento en las tarjetas otorgadas y las solicitudes de refugio responde a tres factores: el flujo sin precedentes de migrantes, las políticas estadounidenses y la relación de los trámites ante el INM y la Comar.

“Para dar esa tarjeta, el Instituto pedía que primero que hicieran cita con la Comar, entonces se inflaron de alguna forma los números de solicitantes de refugio en México, porque los que querían solo esa tarjeta de tránsito tenían primero que demostrar que ya tenían su cita con la Comar”, explicó.

“De todos los solicitantes (de refugio), que ha habido más de 100 mil en los últimos años, solamente 20 por ciento termina el trámite, el resto no porque no se quiere quedar en México. Sólo está utilizando la plataforma para poder transitar por el país”, explicó. La experta consideró que la burocracia obliga a los migrantes a realizar trámites que no les interesan

“Si el trámite lo hiciéramos independiente yo te aseguro que sí habrá un gran cantidad de solicitantes de esta tarjeta, pero habría menos solicitantes de refugio, claro”.

EL CONTRASTE

El primer cuatrimestre de 2024 muestra una tendencia a la baja en contraste con el aumento en la expedición de tarjetas de visitantes por razones humanitarias registrado en años pasados.

De acuerdo con los datos proporcionados por el INM, entre enero y abril de este año, en la Ciudad de México sólo se han otorgado 49 de esos permisos.

Rendón considera que el descenso también responde a la política migratoria de Estados Unidos que busca reducir el número de personas que ingresan de manera irregular por la frontera con México.

“El problema, que vamos a verlo ya en las cifras de estos meses, a partir de hace un par de meses, es que ya no se han dado esas tarjetas, se dejaron de dar. En las cifras de 2024 va a haber un descenso muy importante porque este año no han dado prácticamente tarjetas, las que han dado ha sido por amparos”, refirió.

“Ya no están dando estas tarjetas porque Estados Unidos pidió (a las autoridades mexicanas) que ya nos las dieran para que los migrantes no llegaran allá, hasta el norte”, agregó.

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A la falta de tarjetas se suma la falta de atención en la Comar, que desde la semana pasada dejó de despachar en su sede de la colonia Juárez, y las pocas citas que da el gobierno estadounidense a través de la aplicación CBP One.

“Los migrantes me decían que ya no les dan la cita en Comar, luego ya no les dan esa tarjeta. Entonces, ellos se quedan varados aquí. Muchos de los que están en los campamentos de la Juárez y Vallejo tienen que ver con esto. Esperan porque no tienen la tarjeta ni la cita de CBP One”, explicó la experta.

“Las autoridades me daban una cifra brutal: cada día dan mil 500 citas, pero cada día hay 250 mil aplicaciones”.