Tras el desalojo de comerciantes del Centro Histórico por la llegada de negocios chinos, Remedios Pérez, quien se dedica a confeccionar vestidos de presentación y primera comunión, se resiste a abandonar la Calle de las Novias, por lo que ha montado su pequeño puesto en la vía pública.
El 15 de agosto pasado, la modista se vio obligada a dejar el número 52 de la calle República de Honduras, luego de rentar 42 años un local y dos pequeños cuartos adaptados como taller de costura y bodega.
Remedios pagaba sólo por el local poco más de 5 mil pesos mensuales de renta, monto que comenzó a subir desde hace más de dos años, cuando la comunidad china se asentó en la zona.
“Mi primera renta fue de 30 mil pesos, pero de los viejos. Antes de que el dueño me ofreciera el local, trabajé 10 años como empleada en una tienda de vestidos. La necesidad me hizo aprender sola a coser y hacer mis propios modelos para presentación y primera comunión”, explicó Remedios.
Remedios montó su negocio en uno de los cuatro locales comerciales del inmueble de dos pisos dedicados a talleres de corte y confección. Además, aseguró que la relación entre la familia propietaria y ella, siempre fue buena y cordial, y nunca le quedó mal con la renta.
Sin embargo, desde finales del año pasado, tras la muerte de los dueños, los herederos le informaron a Remedios y los otros tres emprendedores que había la posibilidad de que éste se vendiera.
“Desde que nos dijeron eso era estar alerta, porque desde hace dos años hemos visto cómo los chinos buscaban a los dueños de los edificios y les ofrecían pagar rentas muy altas o comprarlos por el doble del precio. Por ellos ahorita el centro es impagable”, relató Remedios.
Fue hasta mayo que, por medio de un documento del Tribunal Superior de Justicia de la CdMx, se le informó la fecha en que debía dejar el local.
“Llegaron con un oficio para que yo firmara, y no lo hice. Me dijeron que ya se había vendido el edificio. Había rumores desde antes que los chinos querían comprarlo, y después lo confirmamos, son unos chinos que ya compraron un edificio en esta misma calle (el 63 de República de Honduras)”, relató.
Remedios no quiso pelear para evitar un desalojo forzado o tener que interponer una demanda y hacer todo más largo. Sacó sus cosas de forma pacífica, aunque con el corazón roto, pues durante 42 años trabajó en ese lugar, se hizo de clientes, y aún le queda una deuda que concluir que es apoyar a su hija para que termine la universidad.
“Ahorita estoy tranquila. Pero en el momento fue de mucha tristeza y de impotencia. Hemos visto cómo los chinos están comprando todo más caro. El Centro no era así. Aún tengo una hija que estudia la universidad y le faltan dos años para acabar, y tengo que apoyarla por eso sigo aquí, trabajando”, explicó.
Tras dejar su local, la mujer buscó a una organización de ambulantes, ya que su presupuesto no le daba para pagar 60 mil pesos, que es lo que ahora cuesta una renta en esa calle.
“Busqué a los Barrios y me dijeron que me pusiera enfrente de lo que fue mi local. Ellos me recibieron con los brazos abiertos. Y se podría decir que aquí, estando enfrente y que no me voy a quitar, es como resisto y me manifiesto en contra de los chinos”, relató.
Hoy cose en su casa, ubicada a unas calles de lo que fue su local, y en estos meses le ha tocado ver cómo el número 53 de Honduras fue comprado por gente china y convertido en una bodega, además de subarrendar por 60 mil pesos a una tienda de vestidos que en mayo próximo desalojará el local.
Este predio, ubicado frente a Remedios, fue clausurado el 24 de agosto por el Invea de la CdMx por construir y adoptarlo a una bodega. Sin embargo, mientras los sellos estaban, personas chinas y diableros abrieron sin problemas el predio para sacar y meter mercancía. Mientras que el seis de septiembre quitaron los sellos y siguieron operando con normalidad.
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“Habrá mucha compra y venta (de inmuebles) a altos precios, pero las autoridades lo están permitiendo. Vi como los chinos violaron los sellos de prohibido el paso y cómo construyeron adentro, y nunca vino Protección Civil para ver qué estaba pasando. Están comprando predios ya viejos y que les meten mucho peso de las mercancías, algo riesgoso”, reprochó la mujer.
Remedios dijo que, aunque llevan meses denunciando el fenómeno de invasión, el gobierno de la Ciudad de México no ha hecho nada y el Centro Histórico se sigue perdiendo. El Sol de México informó en mayo pasado que 42 locales dedicados a la venta de vestidos de novia y XV años se han convertido en tiendas y bodegas chinas.