La tarde del pasado domingo, un niño de 12 años de edad, identificado como Luis Eduardo “N”, circulaba a toda velocidad a bordo de un auto Pontiac G3 negro con varios de sus compañeros de secundaria, pero el destino le tenía lista una mala pasada que le cambiaría la vida.
Para Luis Eduardo, fue fácil subir a ocho de sus amigos a el coche, todos de no más de 15 años de edad, y circular por varias calles y avenidas de la Delegación Tláhuac, una de ellas el Eje 10 Sur, en su tramo Carretera a Santa Catarina.
La falta de madurez y experiencia aunado al exceso de velocidad y, según los primeros reportes de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina, el consumo de bebidas embriagantes, habrían sido las causas de un mortal accidente que sumiría en el drama a varias familias.
Al llegar al tramo conocido como Las Marraneras, sobre el Eje 10 Sur, con dirección a la Autopista México-Puebla, el destino ya tenía otros planes para los jovencitos, una mala maniobra por parte del menor que llevaba el volante, pues perdió el control y la tragedia sobrevino.
Faltando diez minutos para las 18:00 horas el rechinido de las llantas de un coche y golpes llamaron la atención de vecinosyautomovilistas que en ese momento circulaban por el lugar; acto seguido vieron la tragedia.
El llanto de los presentes marcó la tragedia que en segundos enlutó a por lo menos cinco familias, el coche impactó con la banqueta y luego contra un árbol, la estela de horror se extendió por más de 200 metros.
Testigos señalaron con horror que, tras escuchar el primer impacto, vieron los cuerpos volar; los gritos no se hicieron esperar, ¡están muertos! Exclamaron algunos de los presentes mientras otros llamaban de inmediato a los servicios de emergencia.
No fueron muchos minutos los que pasaron antes de que ambulancias de Cruz Roja, Protección Civil de la demarcación y del Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas se presentaran en el lugar; la escena era desgarradora, pues al ser revisados, cinco de ellos ya no contaban con signos vitales, lo peor estaba por venir, todos eran menores de edad.
Tras conocerse el dato, la gente comenzó a juntarse, unos por el puro morbo del accidente, otros con la intención de ayudar y unos más rogando para que no se tratara de algún familiar suyo, el percance de inmediato recordó a la tragedia ocurrida en Paseo de la Reforma en 2017.
Mientras los cuerpos de emergencia realizaban sus labores, algunos de los presentes reprocharon a los padres de estos menores por dejarlos usar un coche a esa edad, hubo quienes los señalaron como los verdaderos responsables del percance, pues a esa edad, dijeron, no tienen conciencia de las cosas, la tragedia se pudo evitar.
Luis Eduardo, de 12 años, el conductor, Luis Ángel, de 15; Hugo De Jesús, de 14 y Karina Reyes Martínez de 14 años de edad, recibieron muchos golpes, pero salieron con vida; no así cinco de sus compañeros, quienes no resistieron.
Diana, Jovani, Diana, Brisa y Kevin, llevaron la peor parte; al lugar de la tragedia llegaron familiares de ellos, con el corazón destruido, tuvieron que identificar a distancia los cuerpos de sus seres queridos, pues los uniformados no permitieron que traspasaran los cordones de seguridad.
Entre los cientos de vecinos y curiosos se escucharon llantos desgarradores, eran los familiares de las víctimas; exigían al cielo una respuesta sobre la tragedia; quienes escucharon la escena, murmuraron que la culpa era de los padres, por no saber donde andaban sus hijos.
Casi cuatro horas después de la tragedia, vestido con una sotana blanca un párroco de una iglesia cercana acudió, en primera instancia para darles la extrema unción a los restos de los menores, y en segunda, para brindar un poco de paz a los deudos; esta última parte, la más difícil.
Varias horas después, los cuerpos fueron trasladados al anfiteatro de la coordinación territorial TLH-1, para luego ser entregados a sus familiares para que les dieran sepultura.