Los niveles de contaminación no ceden en el Valle de México y para darnos cuenta de lo que millones respiramos, pasajeros de diversos vuelos han grabado y tomado fotografías sobre cómo la capa gris se ve desde las alturas.
Las imágenes muestran claramente la emergencia ambiental que enfrenta la Zona Metropolitana y que ya se extiende a otros estados.
Esta capa es resultado de las partículas suspendidas ahora ya conocidas como PM 2.5, que son muy pequeñas (tienen un diámetro inferior a 2.5 micras), se desplazan fácilmente en los pulmones mientras respiramos y contienen sustancias orgánicas, polvo, hollín, metales y químicas.
Se forman en la atmósfera por reacciones químicas, aunado a los incendios forestales que afectan a la zona centro y sur del país, la actividad del volcán Popocatépetl y la quema de combustibles fósiles en los automóviles y en la industria que generan carbono negro, partículas ultrafinas y gases que se condensan en forma de partículas líquidas.
¿Las lluvias ayudan?
Aunque en los últimos días se han registrado lluvias, esto no es un factor para que los contaminantes se reduzcan.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha explicado que las lluvias no han sido lo suficientemente grandes y no pueden dispersar los contaminantes.
"En esta zona, aunque tenemos un centro anticiclónico débil que induce movimiento de descenso (es decir, que no se forman nubes), la topografía que rodea a la cuenca del Valle de México es suficientemente importante para forzar que haya ascenso de la masa de aire desde la superficie y dar lugar a las nubes", explicó en conferencia de prensa Graciela Raga, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además, los vientos hacia la zona del Valle de México siguen trayendo las partículas y gases de los incendios que siguen activos.
Esta situación se combina con el fenómeno llamado “islas de calor” que comúnmente se da en las grandes ciudades.
De acuerdo con investigadores de la UNAM, este fenómeno se refiere a la presencia de aire más caliente en ciertas zonas de ciudad, a diferencia del que se encuentra en las zonas rurales que lo rodean.
La diferencia entre temperaturas tiene múltiples razones, algunas de ellas están relacionadas a que las ciudades están densamente construidas, el suelo de concreto, pocas áreas verdes y pocos cuerpos de agua, lo que favorece que la radiación solar se disperse más lentamente.
También los materiales que se usan en las construcciones urbanas son generalmente oscuros, lo que les permite absorber más energía, la cual van dispersando poco a poco en forma de calor. Este fenómeno puede llegar a tardar varias horas, lo que mantiene el aire caliente en las ciudades.
¿Colocar ventiladores gigantes?
Ante la emergencia también hay propuestas como colocar “ventiladores” desde los cerros.
El arquitecto Benjamín Romano, creador del edificio más alto de la Ciudad de México que es Torre Reforma, propone tomar en cuenta la sugerencia que alguna vez hizo el ingeniero Heberto Castillo Martínez sobre realizar perforaciones en el Ajusco para colocar de manera horizontal tubos de 20 metros de diámetro para que por ahí se vaya la contaminación cuando soplen los vientos del norte hacia el sur.
Romano, quien fue alumno de Castillo Martínez, destacó en entrevista con El Sol de México que sería oportuno que Claudia Sheinbaum, considerara viable esta opción.
Explicó que los cerros que rodean a la capital del país en esta temporada de calor no permiten la dispersión de los contaminantes y éstos se estancan.
Este proyecto de Heberto Castillo, que no mencionó Benjamín Romano, también incluye la colocación de ventiladores gigantes en los cerros para dispersar los contaminantes. Esta idea fue descartada en su oportunidad por las autoridades, ya que se consideraba inviable.
Sin embargo, años después, la Universidad de Pensilvania calificó como posible el proyecto.