Salvador M. Pavón / El Sol de México
Ciudad de México.- Con un alarmante déficit matricular deapenas 17 mil 449 sacerdotes y 17 mil 706 seminaristas entrampadosen un promedio de menos uno por ciento en ordenamientos y elevadosíndices de deserción de entre 30 y 40 por ciento, la Iglesiacatólica de México enfrenta el urgente desafío de fortalecer lavocación clerical, recuperar la credibilidad en el culto yflexibilizar sus requisitos para el ingreso a los seminariossacerdotales.
Sin coincidir en registros estadísticos con el Vaticano, elInstituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), laSecretaría de Gobernación (Segob), y la Conferencia delEpiscopado Mexicano (CEM), diáconos y presbíteros de diferentesparroquias convergen ante El Sol de México en el grave problemaque significa la baja de ordenamientos sacerdotales, para atender alos casi 93 millones de feligreses que tienen en México.
Considerado como el segundo país católico en el planeta–después de Brasil, con 139 millones de católicos--, y a solomeses de que el papa Francisco visite nuestra nación, lainsuficiencia de padres ordenados ha llegado a grado tal, que yaexisten parroquias en las que se ofician misas con un diácono ocatequistas, ante la falta de párrocos, incluso, sus comunidadestienen que esperar por meses y hasta un año, para que llegue unpresbítero a oficiar su misa de aniversario.
El tremendo déficit de profesantes católicos –aseguran losentrevistados--, hace virtualmente imposible alcanzar la coberturatotal de las seis mil 744 parroquias y siete mil 169 centrospastorales que hay en todo el territorio nacional, según lasestadísticas del INEGI.
La falta de los llamados “sucesores de Aarón”, según elEvangelio, o “mediadores de Dios en la tierra”, se agrava enlas zonas geográficas más apartadas de las zonas urbanas, dondelos feligreses deben esperar por meses para recibir una visitasacerdotal, o caminar varias horas para acudir a una misa en unalocalidad más grande.
El Código de Derecho Canónico establece que un sacerdote solopuede oficiar una misa diaria, y dos los domingos. Sin embargo, enmuchas diócesis del país, por petición expresa del obispo antela falta de religiosos, el Vaticano ha concedido dispensasespeciales para oficiar hasta cuatro y cinco ceremonias pordía.
El arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago,expresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, hareconocido que en la medida que crece el número de comunidades sinsacerdote, se debilita el trabajo evangelizador, lo cual ha abierto“la puerta” a otros grupos religiosos y la pérdida de fe entrealgunos católicos.
Ante la imposibilidad de celebrar la misa, en algunas diócesisdel país se empieza a observar la realización de los llamados“servicios de la palabra y la comunión”, que son liturgias desustitución sin sacerdote y sin celebración sacramental, aunqueeste mecanismo no acaba de satisfacer a muchos feligreses, queconsideran “incompletas” las celebraciones. 145 seminarios, 41conventos, más de 28 mil monjas y 286 mil catequistas en elpaís
De acuerdo a la Dirección General de Asociaciones Religiosas dela Secretaría de Gobernación (Segob), en México existe elregistro de 36 cultos religiosos, donde ejercen 745 mil 431ministros, pero de éstos apenas se tiene un total de 17 mil 449sacerdotes pertenecientes a las diócesis y congregacionescatólicas del país.
Estos sacerdotes se encuentran distribuidos de la siguienteforma: 163 en las asociaciones católicas, apostólicas y romanasde la CEM, seis mil 977, de la Arquidiócesis, 252, de laPrelatura, 10, de la Eparquía (circunscripción territorial, bajoautoridad de un obispo) y cuatro mil 204, pertenecientes a lascongregaciones católicas.
Según la dirección de la Segob, en el país existe un total deocho mil 314 asociaciones religiosas, de las cuales tres mil 307pertenecen a la religión católica, apostólica y romana,localizadas de la siguiente forma: Una de la Nunciatura, cuatro dela CEM, mil 199, de la Arquidiócesis, mil 255 de las Diócesis, 20de la Prelatura, cuatro de la Eparquía, y 824 encongregaciones.
De acuerdo a la organización Voces Católicas, información dela Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en México existen untotal de 145 seminarios. Son 73 seminarios mayores y 72 seminariosmenores. Se tiene el registro de 28 mil 390 monjas (religiosasprofesas) y 286 mil 390 catequistas. También se reporta laexistencia de un total de 41 conventos en el país.
Los seminarios pertenecen a las Arquidiócesis, y estas, através de Vicarías ayudan con colectas para los seminarios.Dentro del diezmo, que se colecta en los meses de noviembre yenero, se utiliza una parte para financiar a estas instituciones.El financiamiento de los conventos lo realizan las congregaciones uórdenes religiosas respectivas a las que pertenecen esosinmuebles.
Para corroborar estos datos, se solicitó información oficial ala Dirección de Prensa de la CEM, cuyos responsables se encuentranmetidos ya de lleno en los preparativos y reuniones de trabajo, conmotivo de la próxima visita del papa Francisco a México.
Se reconoció “que algunas (de las preguntas), por su mismanaturaleza cambiante, no tenemos datos exactos sino un aproximado.De otras no tenemos datos, y recabar esta información es muycomplicado”.
La falta de información documentada y diferencia de datos se hadado hasta con el Vaticano, cuya oficina de prensa ha llegado adifundir que el número de católicos en México asciende a un91.89 por ciento, mientras que de acuerdo al censo de 2010 delINEGI, los fieles católicos en el país representan el 83.9 porciento de la población. Baja de ordenamientos y crisis vocacionalpara el sacerdocio
Desde 1988 comenzaron a bajar los ordenamientos sacerdotales enlos seminarios de México y este problema ha continuado en latendencia por lo que hoy la Iglesia Católica “enfrenta untremendo déficit en la matricula sacerdotal”, reconocenpárrocos.
De 2009 a 2010 los obispos pasaron de cinco mil 65 a cinco mil104, con un aumento relativo del 0.77 por ciento. Continuó latendencia al crecimiento del número de sacerdotes comenzada en elaño 2000. Pero también se registró que el número deseminaristas mayores disminuyeron, aunque la escasez de sacerdoteses general. Frente a este panorama, párrocos e Iglesia Católicareconocen que hasta los sacerdotes con más de 20 y 30 años deservicios pasan por crisis de identidad vocacional, cuando no tieneun impacto social la tarea que realizan.
Estudios difundidos por el órgano informativo “Almas”,dirigido a sacerdotes y religiosas, explican que estas crisis sederivan también por ingresar a la comunidad sacerdotal sin unconvencimiento total.
Jean Jaques Derriere, sociólogo, afirma que vivimos en unaépoca de crisis, propia de los cambios de un siglo a otro, de unmilenio a otro, que exigen un reacomodo de la humanidad. En suestudio “La llegada del posmodernismo”, señala que lahumanidad enfrenta una profunda crisis de valores, de identidad yfe.
Hoy, en este mismo sentido, diáconos y sacerdotes manifiestansu preocupación para alertar sobre la profunda crisis devocaciones en el seno de la Iglesia.
Monseñor José Luis Sánchez, con más de 35 años de ejerciciosacerdotal, sostiene que hay más que una crisis de vocaciones, unacrisis de fe, que va en detrimento no solo de la vida sacerdotal oreligiosa, sino de toda la Iglesia.
Para algunos sacerdotes, no hay una crisis de vocaciones, sinouna crisis vocacional. Aseguran que hoy muchos jóvenes no saben aqué dedicar su vida, y no pocas veces, su parámetro es el dinero.El ministerio, igual o más caro que una licenciatura enuniversidad pública
Una vez egresados del seminario, los sacerdotes se clasifican entres categorías, de acuerdo a los ocho años de carrera cursados ya su experiencia en la liturgia: Diáconos (primer grado),presbíteros (segundo grado), y obispos (tercer grado). “El restode los títulos no existen formalmente en la Iglesia, solo son comomenciones honoríficas”, dicen algunos párrocos.
Explican que después de la preparatoria, los aspirantes asacerdotes, pueden ingresar a los seminarios para estudiar unacarrera, que consta virtualmente de nueve años de estudios. Cuatrode filosofía, cuatro de liturgia y uno más de trabajo enparroquia.
Generalmente, los seminaristas egresan entre los 22 y 25 añosde edad, ordenándose apenas tres o cuatro al año. Este bajoporcentaje, también se debe a que un número importante deaspirantes a profesantes no tienen recursos para solventar lacarrera, que es igual o más cara que una licenciatura en unauniversidad pública.
La preocupación adquiere tintes alarmantes por los altosniveles de deserción en los seminarios, y una planta de ministrosde culto cada vez más envejecida. Hay seminarios deArquidiócesis, Diócesis y Prelaturas, donde no se ha ordenado unsolo cura en un año.
Las estadísticas episcopales nacionales no reportan el índicede deserción en los seminaristas, pero se estima que podríaoscilar entre 30 y 40 por ciento, aunque varía de una diócesis aotra, sostiene el rector del Seminario Conciliar de México,Julián López Amozurrutia.
El problema se acentúa, frente a la actitud de las familias decreyentes, incluso entre las más profesantes, que no se hacen a laidea que entre alguno de sus hijos, haya uno que vaya a tomar lacarrera sacerdotal. Envejecimiento de la plantilla sacerdotal, conun promedio de 55 años de edad
A la falta de ministros de culto se suma el envejecimientopaulatino de los sacerdotes, cuya edad promedio rebasa 55 años yen algunos casos rozan los 60 años de edad, según se desprende delas estadísticas de la Organización de Seminarios de México(Osmex), que se dedica en los seminarios a coordinar acciones quepromuevan las vocaciones sacerdotales.
“Las ordenaciones van casi a la par de las defunciones y de lacifra de presbíteros que quedan incapacitados por enfermedades olimitaciones a causa de la edad”, lamentan algunos sacerdotes delas parroquias del Distrito Federal.
Admiten que en la actualidad, aún siendo la segunda feligresíamás numerosa del mundo, la Iglesia Católica en México todavíaenfrenta el grave problema de no contar con sacerdotessuficientes, además de que su planta de ministros está cada vezmás vieja.
Para el presbítero Sergio Román del Real, director de laComisión para la Formación y Vida del Diaconado Permanente de laArquidiócesis de México, este envejecimiento sacerdotal espreocupante, aunque reconoce que las exigencias pueden obligarlos apermanecer hasta el fin de sus días como pastores.