/ lunes 23 de septiembre de 2024

La Normal, nuestra segunda casa: Ángel relata su sueño de ser maestro y sus recuerdos de los desaparecidos

Ángel es un jóven que nació en un pueblo de Tixtla y comparte su sentir sobre estudiar en la Normal de Ayotzinapa, así como sus recuerdos sobre los 43 desaparecidos

Iguala, Guerrero.- La mamá de Ángel falleció hace cinco años de diabetes y su papá comenzó con problemas de alcoholismo. El joven de 25 años habla náhuatl y en este ciclo escolar se inscribió en la licenciatura en educación primaria, intercultural, plurilingüe y comunitaria en la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.

Es originario de Atliaca, un pueblo de Tixtla, Guerrero, y trabajó durante cinco años como chofer de una combi de transporte público para ahorrar y poder ingresar sin problemas económicos a la Normal.

“Al fallecer mi mamá, lo que hice fue no entrar luego a una universidad, sino ahorrar un poco y estabilizarme económicamente, para que ya de esa forma, al venir aquí, ya no me preocupara en algo económico y mantener un poco lo que es nuestra economía. Esta Normal es una de las buenas opciones que tuve, porque aquí nos brindan lo que es la alimentación, el hospedaje, el uniforme”, contó.

Por ser uno de los 165 alumnos de nuevo ingreso, Ángel anda rapado, viste ropa negra y calza huaraches acapulqueños. Antes de darle la entrevista a El Sol de México estaba en el campo, trabajando en los surcos de maíz que rodean la escuela.

Acompañado de un normalista de segundo grado, el alumno llegó a toda prisa a las canchas de básquetbol, donde permanecen las butacas con las fotografías y nombres de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala.

Ángel señala las bancas de algunos normalistas que conoció mientras cuenta que jugó con ellos cuando iban en la preparatoria. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco


Se presenta en náhuatl y da la bienvenida a su escuela que hace un mes le abrió las puertas y a la que se está adaptando.

Nos brindan todos los servicios que puede tener uno en la casa. Es como dicen aquí los paisas: esta es nuestra segunda casa y pues siento que sí es así

Ángel, normalista de primer año

"Nos tenemos que ganar todo. Trabajar, estudiar, como en casa se hace, pero ya aquí avanzando uno académicamente”, enfatizó.

Ángel conoció a los normalistas desaparecidos Abelardo Vásquez Peniten y a Israel Caballero Sánchez, quienes eran sus paisanos, con quienes estudió en la misma preparatoria y alguna vez jugó futbol con ellos.

Ángel es originario de Atliaca, un pueblo de Tixtla y durante cinco años trabajó para tener dinero y no tener problemas económicos mientras estudiaba. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

“A lo mejor se vinieron igual, con la misma ilusión que uno se viene: a estudiar, a no molestar a la familia económicamente. A lo mejor con esa misma ilusión que uno viene ahorita, es con las mismas que ellos vinieron. Sí, en busca de una nueva oportunidad de trabajo”, consideró.

El menor de tres hermanos lamentó que a 10 años de los hechos, el caso Ayotzinapa sigue en la impunidad y nadie le quiere brindar justicia a las familias que no encuentran a sus hijos.

“Mínimo ya en 10 años tuvo que haber algo, ¿no? Algo concreto que sí en verdad haya pasado, porque pues eso que encontraron unos hallazgos, pero solo uno ¿Y los demás? ¿Dónde están? Es donde te quedas con ese pensamiento ¿Qué en verdad pasó? Porque a 10 años y 43 alumnos, pues no creo que estén escondidos estos 10 años en algún lugar”, dijo.

Agregó que pese a la estigmatización que sufren los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, decidió inscribirse porque varios de sus paisanos son egresados de esta casa de estudios y les va bien.

Ángel, normalista de Ayotzinapa invita a las personas a conocer la Normal y pese a la estigmatización, asegura que es un gran lugar para aprender. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

Una de las ventajas que observa es que la escuela le ha brindado muchas oportunidades por hablar su lengua materna.

“Nos toman mucho en cuenta porque siento que a lo mejor la lengua materna ya se está perdiendo y nosotros a lo mejor somos parte de la recuperación para volver a mandarnos a las comunidades que probablemente hablan alguna lengua”, consideró.

El joven pidió a quienes critican a la Normal que se acerquen a los egresados para que les cuenten sus experiencias.

Algunos estudiantes de la normal de Ayotzinapa conservan su lengua materna y quieren llevarla a alguna comunidad una vez que se gradúen. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

A veces los que critican no tienen ni idea de lo que es un estudiante normalista

Ángel, normalista de primer año

Pues una de las mejores opciones que yo daría es que esas personas que critican, que ojalá tengan una convivencia con un alumno”, invitó.

Está la tradición de que los de recién ingreso deben de acomodar el inmobiliario para que sus compañeros de cursos avanzados puedan tomar clases. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

Al final de la entrevista, relató que su sueño es dominar mejor el náhuatl y llegar a una comunidad, lejana, apartada de la ciudad, donde pueda promover su lengua.

“Quiero hacer un concurso, unas prácticas, unos cursos. Igual aquí en nuestras localidades tomar cursos de lengua materna”, expuso.

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Ángel regresó a sus labores, por delante le quedan cuatro años en los que tendrá que enfrentar grandes desafíos para cumplir su sueño de ser maestro rural que defienda su lengua materna.

Iguala, Guerrero.- La mamá de Ángel falleció hace cinco años de diabetes y su papá comenzó con problemas de alcoholismo. El joven de 25 años habla náhuatl y en este ciclo escolar se inscribió en la licenciatura en educación primaria, intercultural, plurilingüe y comunitaria en la Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.

Es originario de Atliaca, un pueblo de Tixtla, Guerrero, y trabajó durante cinco años como chofer de una combi de transporte público para ahorrar y poder ingresar sin problemas económicos a la Normal.

“Al fallecer mi mamá, lo que hice fue no entrar luego a una universidad, sino ahorrar un poco y estabilizarme económicamente, para que ya de esa forma, al venir aquí, ya no me preocupara en algo económico y mantener un poco lo que es nuestra economía. Esta Normal es una de las buenas opciones que tuve, porque aquí nos brindan lo que es la alimentación, el hospedaje, el uniforme”, contó.

Por ser uno de los 165 alumnos de nuevo ingreso, Ángel anda rapado, viste ropa negra y calza huaraches acapulqueños. Antes de darle la entrevista a El Sol de México estaba en el campo, trabajando en los surcos de maíz que rodean la escuela.

Acompañado de un normalista de segundo grado, el alumno llegó a toda prisa a las canchas de básquetbol, donde permanecen las butacas con las fotografías y nombres de los 43 estudiantes desaparecidos el 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala.

Ángel señala las bancas de algunos normalistas que conoció mientras cuenta que jugó con ellos cuando iban en la preparatoria. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco


Se presenta en náhuatl y da la bienvenida a su escuela que hace un mes le abrió las puertas y a la que se está adaptando.

Nos brindan todos los servicios que puede tener uno en la casa. Es como dicen aquí los paisas: esta es nuestra segunda casa y pues siento que sí es así

Ángel, normalista de primer año

"Nos tenemos que ganar todo. Trabajar, estudiar, como en casa se hace, pero ya aquí avanzando uno académicamente”, enfatizó.

Ángel conoció a los normalistas desaparecidos Abelardo Vásquez Peniten y a Israel Caballero Sánchez, quienes eran sus paisanos, con quienes estudió en la misma preparatoria y alguna vez jugó futbol con ellos.

Ángel es originario de Atliaca, un pueblo de Tixtla y durante cinco años trabajó para tener dinero y no tener problemas económicos mientras estudiaba. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

“A lo mejor se vinieron igual, con la misma ilusión que uno se viene: a estudiar, a no molestar a la familia económicamente. A lo mejor con esa misma ilusión que uno viene ahorita, es con las mismas que ellos vinieron. Sí, en busca de una nueva oportunidad de trabajo”, consideró.

El menor de tres hermanos lamentó que a 10 años de los hechos, el caso Ayotzinapa sigue en la impunidad y nadie le quiere brindar justicia a las familias que no encuentran a sus hijos.

“Mínimo ya en 10 años tuvo que haber algo, ¿no? Algo concreto que sí en verdad haya pasado, porque pues eso que encontraron unos hallazgos, pero solo uno ¿Y los demás? ¿Dónde están? Es donde te quedas con ese pensamiento ¿Qué en verdad pasó? Porque a 10 años y 43 alumnos, pues no creo que estén escondidos estos 10 años en algún lugar”, dijo.

Agregó que pese a la estigmatización que sufren los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, decidió inscribirse porque varios de sus paisanos son egresados de esta casa de estudios y les va bien.

Ángel, normalista de Ayotzinapa invita a las personas a conocer la Normal y pese a la estigmatización, asegura que es un gran lugar para aprender. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

Una de las ventajas que observa es que la escuela le ha brindado muchas oportunidades por hablar su lengua materna.

“Nos toman mucho en cuenta porque siento que a lo mejor la lengua materna ya se está perdiendo y nosotros a lo mejor somos parte de la recuperación para volver a mandarnos a las comunidades que probablemente hablan alguna lengua”, consideró.

El joven pidió a quienes critican a la Normal que se acerquen a los egresados para que les cuenten sus experiencias.

Algunos estudiantes de la normal de Ayotzinapa conservan su lengua materna y quieren llevarla a alguna comunidad una vez que se gradúen. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

A veces los que critican no tienen ni idea de lo que es un estudiante normalista

Ángel, normalista de primer año

Pues una de las mejores opciones que yo daría es que esas personas que critican, que ojalá tengan una convivencia con un alumno”, invitó.

Está la tradición de que los de recién ingreso deben de acomodar el inmobiliario para que sus compañeros de cursos avanzados puedan tomar clases. Foto: Abel Miranda / El Sol de Acapulco

Al final de la entrevista, relató que su sueño es dominar mejor el náhuatl y llegar a una comunidad, lejana, apartada de la ciudad, donde pueda promover su lengua.

“Quiero hacer un concurso, unas prácticas, unos cursos. Igual aquí en nuestras localidades tomar cursos de lengua materna”, expuso.

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