En menos de 180 días entrarán en vigor los nuevos lineamientos que prohíben la preparación, distribución y el expendio de alimentos y bebidas azucaradas, ultra procesadas, o que cuenten con los sellos establecidos en la Norma-051, de toda escuela del Sistema Educativo Nacional.
El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Mario Delgado, informó que con estos lineamientos se busca impedir la venta de alimentos ultra procesados y con bajo valor nutricional en los espacios escolares.
¿Cuál es la comida chatarra prohibida en escuelas?
“¿Cuáles son estos productos? Pues muy fácil. Los que tienen los sellos que todos conocemos, los sellos que están establecidos en la Norma-051. Ningún producto que tenga estos sellos puede venderse dentro de las escuelas, así de fácil”, afirmó el titular de la SEP.
Los criterios para los establecimientos de venta de comida en escuelas indican cuáles son los alimentos no permitidos dentro de los planteles al no favorecer a la salud. Serán prohibidos aquellos alimentos y bebidas no alcohólicas preenvasados con los sellos o leyendas del sistema de etiquetado frontal de advertencia, como lo señaló Mario Delgado.
También se evitarán los alimentos o bebidas a granel que estén constituidos mayormente por ingredientes de uso industrial e ingredientes que deriven, o a los que se les agreguen grasas, harinas refinadas, sodio y/o azúcar.
Entre estos productos se encuentran los refrescos, jugos industrializados, frituras y pastelitos.
Los alimentos o bebidas preparados de forma casera, pero cuyos ingredientes predominantes sean grasas, harinas refinadas, sodio y/o azúcar en exceso también quedarán fuera de los planteles escolares.
- Te puede interesar: SEP busca que se abran más de 300 mil nuevos lugares en universidades
Asimismo, no será apto para la venta escolar cualquier alimento y bebida que la autoridad sanitaria declare como no recomendable para el consumo de las y los estudiantes.
Los lineamientos establecen que las personas encargadas del establecimiento de consumo escolar al interior de las escuelas deberán ser capacitadas y/o certificadas según lo determine la Secretaría de Salud Federal en coordinación con las dependencias estatales de salud.
El acuerdo a lo publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) también incluye una guía del requerimiento calórico de un estudiante por cada nivel educativo y dividido por la hora de comida, donde 25 por ciento de valor energético corresponde al desayuno, 15 por ciento a refrigerios, 30 por ciento a la comida y 15 por ciento para la cena. En total, un estudiante de primaria debería estar consumiendo entre mil 500 y mil 800 calorías al día de acuerdo con la tabla.
Como ejemplo, un paquete de pastelitos de chocolate rellenos de jalea tiene 361 calorías, lo que equivale a 20 por ciento del consumo máximo diario recomendado para un estudiante de primaria.
- Te recomendamos: Cómo tener hábitos más saludables en el teléfono
Los lineamientos fueron publicados en el DOF el pasado 30 de septiembre y fueron dados a conocer el lunes 21 de octubre en la conferencia de prensa matutina de la Presidenta Claudia Sheinbaum.
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) envió sus comentarios al anteproyecto de los lineamientos, publicado por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer), donde señala que la prohibición de alimentos podría reducir la oferta no sólo para los estudiantes, sino también para los proveedores de alimentos, “perjudicando toda la cadena de valor que dependiente de estos proveedores, además de los costos operativos de los comedores escolares”, detalla el comentario de Cofece.
Además, la comisión destaca que los lineamientos no serían aplicables para el nivel de educación superior, puesto que la mayoría de sus alumnos son mayores de 18 años.
➡️ Únete al canal de El Sol de México en WhatsApp para no perderte la información más importante
La Cofece también argumenta que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “las reglas de calidad mínima demasiado estrictas pueden discrepar con las preferencias de los consumidores”, agrega, “las regulaciones que obligan a que la calidad alcance niveles indebidamente altos pueden representar una desventaja para los consumidores que podrían preferir un producto de menor precio y menor calidad, como sería el caso de los consumidores de mejores ingresos”, puntualiza el comentario de Cofece.