A 10 años de la Noche de Iguala, cuando desaparecieron los 43 normalistas de Ayotzinapa, los padres de los jóvenes están divididos en dos grupos, unos representados por el abogado Vidulfo Rosales y el otro por el también litigante y exprofesor Felipe de la Cruz. Pese a sus diferencias, todos claman por justicia.
Margarito Ramírez Rodríguez, padre del joven Carlos Iván Ramírez Villarreal, relata que la enfermedad ha alcanzado a varios de los padres, lo cual los obligó a separarse de las marchas y reuniones con el gobierno.
Hace dos años, en 2022, el señor Ramírez Rodríguez se retiró del movimiento de los familiares de los 43 normalistas encabezado por Vidulfo Rosales por problemas de salud relacionados con su próstata.
"Me operaron y entonces me retiré del movimiento. Yo le dije a los demás compañeros que no iba a poder asistir porque me iba a atender. Ya me estaba atendiendo yo con un doctor particular, pero después me subí en un viaje, me agarró la enfermedad y me operaron de emergencia", cuenta el padre del joven Carlos Iván.
El señor Margarito narra que en aquella cirugía de emergencia le sacaron la "enfermedad maligna de la próstata". Aunque el procedimiento fue un éxito, a la fecha continúa con citas médicas cada seis meses. Agradece, en especial, a la doctora Marváez, quien lo atiende.
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Relata que como él, varios familiares de las víctimas de aquella noche de 2014 en Iguala presentan problemas crónico-degenerativos de salud. La mayoría, explica, padece problemas "del azúcar" (diabetes) e incluso, menciona sin dar detalles, otro familiar de un desaparecido está próximo a ser operado.
"La verdad se desespera uno al saber que no encontramos nada de pruebas; nos dicen (el gobierno) que están tratando de que se sepa la verdad, pero hasta ahorita no sabemos nada de dónde se los llevaron, qué pasó con ellos. A 10 años ya uno se desespera, ya pasó el tiempo, y, como yo, andamos casi la mayoría enfermos”, explica Margarito Ramírez en entrevista con El Sol de México.
Aunque casi todos los padres de los normalistas continúan representados por Vidulfo Rosales, abunda, 19 se fueron con Felipe de la Cruz.
"Así andamos todos ya (enfermos) y pues por eso nos separamos de los demás compañeros que andan allá donde anda el señor Vidulfo. Y nosotros pues andamos acá con el señor Don Felipe porque pues siempre él nos ha ayudado. Nos rechazan pues, a nosotros", señala don Margarito y recuerda aquella ocasión cuando otro de los padres de los normalistas lo llamó traicionero.
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"Ellos no saben por qué se divide uno, por la enfermedad, y ellos no se preocupan. Como decía el abogado (de la Cruz), ellos no saben si está uno enfermo o por qué no viene. Nomás no lo buscan a uno para saber cómo está, si necesita algo. Como la enfermedad, uno se tiene que atender como pueda", reclama el padre.
Vidulfo Rosales, en declaraciones a medios locales de Guerrero, afirmó que Felipe de la Cruz es un infiltrado del gobierno.
"Pudimos documentar en tres ocasiones, de sacar a ese grupo de padres para llevarlos a recibir dinero de Ángel Aguirre Rivero (exgobernador de Guerrero)". En la misma entrevista, el abogado advirtió que De la Cruz utiliza a un grupo minoritario de padres para dividir el movimiento.
El pasado 27 agosto, una comisión de representados por De la Cruz hizo un viaje de ida y vuelta de Guerrero a la Ciudad de México para entregar un documento a la Secretaría de Gobernación "para tratar de que no sean así los compañeros", a quienes acusan de que ya no les permiten asistir a las reuniones con autoridades gubernamentales para conocer los avances de las investigaciones.
Todavía seguimos, pues, queriendo saber de nuestros hijosMargarito Ramírez Rodríguez
"Todavía seguimos, pues, queriendo saber de nuestros hijos, ¿verdad? ¿Qué va a pasar, en qué va a quedar el asunto, qué se va a seguir investigando? Por eso asistimos, aunque sea así, pues, de vez en cuando", explica Margarito.
"Estamos todavía en búsqueda porque no sabemos a dónde se los llevaron, dónde los dejaron, si ya no existen o existen", agrega el padre de Carlos Iván, a quien le reitera que lo siguen buscando para saber en dónde está.
"Lo estamos esperando todavía", remata este hombre de 76 años a manera de mensaje para su hijo desaparecido.